Cuando estamos teniendo nuestra experiencia humana, creamos separación de la fuente del amor. Nos volvemos limitados, necesitados y dependientes del afuera, para recibir aprobación, apoyo y amor. Observamos a nuestros padres, a nuestros abuelos, a todo el mundo y aprendemos los códigos de manipulación que necesitamos adoptar para recibir lo que queremos.
Índice de contenidos
Viviendo una experiencia humana
Aprendemos qué emociones son las apropiadas y aprendemos cuáles son las respuestas que vamos a recibir de esas emociones. En resumen, aprendemos a ver qué funciona y qué no funciona, siempre para conseguir lo que queremos.
Empezando a complacer
A medida que vamos creciendo, llevamos estos comportamientos a la escuela y los usamos con nuestros amigos. Aprendemos cuándo mentir y aprendemos cuándo decir la verdad. Aprendemos qué esconder, qué decir, qué es apropiado, qué es adecuado, qué tiene que gustarnos, por quién tenemos que votar, y siempre complacemos a nuestro entorno para poder conseguir lo que queremos.
¿Siendo rebeldes, tal vez?
O hacemos lo contrario: tenemos nuestros berrinches, nos pintamos el pelo de color violeta, nos volvemos rebeldes, nos unimos al partido contrario al de nuestros padres, arrastramos a la casa a los novios o novias más inapropiados que podemos encontrar, aquellos que, estamos seguros, nuestros padres nunca podrían aprobar, y estamos totalmente enfocados en cualquier cosa chocante que nos haga tener la atención de los demás, haciendo siempre todo lo contrario de lo que se espera, para recibir esa atención.
Buscando aprobación y amor
Por lo general, tenemos estereotipos en los que encasillamos a las personas. Pero no importa cómo nos comportemos en nuestras propias pequeñas formas extrañas, porque todos estamos gritando lo mismo: queremos amor y aprobación del afuera.
Estar con uno mismo
Lo mas difícil para los seres humanos es estar consigo mismos, porque tienen que estar presentes, tienen que mirarse a sí mismos, tienen que ver que no se aman, tienen que estar en contacto con sus juicios y con todos los aspectos que perciben, y eso es tan difícil de hacer. Porque no queremos tomar responsabilidades, es mucho más fácil culpar al afuera, es mucho más fácil culpar a los políticos, a la iglesia, a la polución, a nuestros jefes. Es mucho más fácil ponerlo todo afuera, porque eso es lo que hemos hecho toda nuestra vida.
Así pues, podemos cambiar a nuestros políticos, podemos cambiar nuestra religión, podemos cambiar nuestra experiencia objetiva eternamente, pero en realidad, nunca nada va a cambiar, porque en realidad, el afuera es solo un espejo de nuestro propio descontento.
Todo es un llamado al amor
La humanidad está constantemente tratando de arreglar la experiencia objetiva – el mundo – para poder ser feliz. Pero la ironía es que las respuestas, la poesía, la perfección, la tranquilidad, la plenitud,
están dentro del silencio,
están dentro del corazón,
están dentro del ser,
dentro de uno mismo.