La culpa no es real. No hay nada malo. Como te lo he mencionado tantas veces, nunca has hecho nada malo. La culpa es un truco que hemos aprendido para no amarnos a nosotros mismos. Cuando nos juzgamos, nos estamos separando del amor, y eso no ayuda a nadie.
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El hábito más persistente
Juzgarse es la pérdida más grande de tiempo, sin embargo, es uno de nuestros hábitos más persistentes. Nunca has hecho nada malo, nadie ha creado nada malo. Todo lo que hemos creado contribuye a esta maravillosa, intrincada e impredecible ilusión de dualidad.
Tiempo, espacio y dualidad
El tiempo y el espacio no pueden existir sin la dualidad. La ilusión colapsaría sin la polaridad, sin el contraste y el cambio. Tú creas tus patrones de comportamiento para tener esta experiencia humana. Sin ellos no puedes tenerla.
Ser buenas personas
Algunas veces nos gustan nuestras creaciones, algunas veces no. Ellas no son buenas o malas, correctas o incorrectas: son siempre experiencias perfectas. Todos creamos todo perfectamente para experimentar la dualidad. La culpa es una manera de evitar nuestro verdadero poder, porque nos saca del momento y nos lleva al pasado: “Ojalá no hubiera hecho eso…”.
Es solo una idea, un patrón de comportamiento autoimpuesto que pensamos que debemos seguir para ser buenas personas. Y algunas veces tratamos de provocar la culpa para poder manipular a los otros:
“Eres terrible conmigo, ¿cómo puedes tratarme así?”
Ser conciencia
Cuando estás experimentando conciencia pura, no hay miedo, no hay separación, no hay dualidad: solo hay amor. A medida que elevé mi conciencia y me di cuenta que nunca había hecho nada malo, fue un impacto muy grande para mí, ya que yo siempre había sido la reina de la culpa. Siempre estaba juzgando mis acciones, juzgándome en todo. Ahora puedo ver que usaba la culpa para evitar pararme en mi verdadera grandeza.
El ego en nosotros
La gente piensa que el ego es una falsa impresión de grandeza, una ráfaga de orgullo que anda exhibiéndose por todos lados. En realidad, el ego es una pequeña voz en tu cabeza que siempre te mantiene pequeño, susurrando incesantemente:
“Hay algo malo contigo, no deberías comportarte así, no eres lo suficientemente bueno, no mereces nada”
Ese es el ego. Puede usar el disfraz de la arrogancia para protegerse, pero no es que el ego sea altivo, es justamente lo opuesto: es el aspecto que te subvalora, que cree que no eres importante, especial, único y perfecto exactamente como eres.
El ego te mantiene pequeño, lleno de miedo, y es lo que nos impide amarnos incondicionalmente. Vemos a las otras personas desde un lugar de lástima porque no podemos percibir nuestra propia grandeza. La única forma que podemos cambiar eso es conociéndonos a nosotros mismos.
Unificando conmigo y con el mundo
Cuando podemos ver nuestra propia perfección, podemos ayudar a los otros a encontrar eso dentro de ellos, en lugar de apoyarlos en su rol de víctimas. No existen víctimas. Pero para poder ser eso, tienes que sanar primero la víctima que hay dentro de ti.
Si estoy entrando está parte de la culpa ego cómo descubir el amor en mi misma llevo buscando está respuesta desde hace años espero antes de partir de este plano pueda alcanzar amarme y estar felíz