¿Cuál es la clave para convertirnos en ciudadanos globales? Si lo tuviera que reducir a una frase, sería ésta: debemos aprender a amarnos a nosotros mismos. Puede sonar simplista, pero ¿cuántos de nosotros verdaderamente nos amamos? La mayoría de los humanos no lo hacemos, al menos no completamente, no profundamente.
Pero si aprendemos a conectarnos con la energía del amor-conciencia que yace dentro de nosotros, entonces todo el miedo, toda la separación, todo aquello que no vibre en amor, empezará a disolverse. Al hacerlo, nos vaciamos, en el sentido de que nos tornamos livianos, dichosos y llenos de amor. Cuando estamos vacíos, podemos invitar a la belleza, absorberla dentro de nuestro ser, hasta que nuestros mismos huesos estén llenos de vida, vibrando plenamente en el momento presente, con la intimidad de lo inmediato, de lo que es, de lo que significa estar vivos.
Entonces brindamos esa dicha a nuestro mundo. Comenzamos a vivir en el momento presente, a fluir con la vida. Nos transformamos en las acciones del amor.
Yo creo que esa es la solución para la humanidad. Al aprender a amarnos y a descubrir nuestra abundancia interior, ya no vivimos en miedo, y podemos vernos a nosotros mismos en todos los demás. Entonces ¿qué hacemos? Simplemente damos. Yo he enseñado a prisioneros, a ex guerrilleros y a enfermos terminales a hacer justamente eso. Si personas en situaciones tan extremas pueden hacerlo, entonces nosotros no tenemos excusa. Todos podemos encontrar paz y dicha.

Todo esto lo has oído antes: todo lo que necesitas es amor, no puedes pelear por la paz, debemos proteger al planeta, debemos unirnos, ver más allá de las diferencias superficiales de nuestras religiones y trascender nuestras ideas basadas en prejuicios y miedo.
Lo has oído en canciones y de la boca de los maestros, haciendo eco a través de las épocas. Los grandes sabios de cada civilización siempre nos guían hacia la unidad, la paz y la evolución. No hay nada nuevo aquí: la única pregunta que queda por responder es: has oído, ¿pero has escuchado realmente?
Jacques Delors, presidente de la comisión sobre la educación de la UNESCO, describió la visión de su reporte como una “utopía necesaria”. Sí, es verdad que un mundo unido es una utopía que debe convertirse en realidad, no porque debamos temer los peligros de la alternativa, sino simplemente porque la humanidad no merece nada menos.
El hecho de que no conozcamos una época en que en el mundo no hubiera conflicto, no significa que sea imposible de lograr. El hecho de que hayamos pasado tantos años de nuestras vidas luchando contra la injusticia, no quiere decir que tenga que ser así para siempre.
Sin embargo, si queremos vivir algún día en esa “utopía necesaria”, debemos comenzar a ser utópicos ¡ahora! No esperemos a que nuestros líderes lo hagan realidad, empecemos a irradiar en nuestro entorno la presencia de la paz que puede convertir el miedo en amor, la codicia en generosidad y transformarnos a todos en verdaderos ciudadanos globales.
Articulo original tomado de Estrella Valpo