Hay ciertos principios que aparecen en la mayoría de las religiones que son verdades universales. La regla de oro “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, es una cualidad básica de la compasión, sustentada en el principio de reconocer a otros como un aspecto de nosotros mismos. Es tan universal que en 1993 fue incluida en la “Declaración sobre la ética mundial del Parlamento de las Religiones del Mundo”, firmada por líderes de las principales religiones del mundo.
Pero, ¿por qué nos es tan difícil cumplir con la regla de oro? Por la falta de amor a nosotros mismos. La violencia, la discriminación y la represión que la humanidad “hace a otros” es un reflejo de los juicios y el rechazo que sentimos por nosotros mismos. A menudo somos nuestros peores enemigos, juzgándonos con más vehemencia que nadie, reprimiéndonos y castigándonos, esforzándonos por comportarnos de manera diferente a lo que nos es natural.
Esta regla de oro está relacionada con el énfasis que las religiones comparten sobre el servicio. Dar es la extensión dichosa de un corazón realizado, ya que cuando experimentamos plenitud interior, nuestro mayor placer es extender nuestra propia dicha hacia otros.
La caridad, en muchas culturas, se percibe como abnegación; pero la caridad bien entendida “empieza por casa”. Cuando aprendemos a aceptarnos y ser bondadosos y amorosos con nosotros mismos, entonces estas cualidades se desbordan hacia nuestro entorno, como una extensión del amor y aceptación propios.

La India, quizás más que cualquier otro país, es una muestra de que las religiones pueden coexistir de manera pacífica. Con su diversidad cultural tan única, alberga seguidores de casi todas las religiones del mundo. Durante una reciente visita a Nueva Delhi, conocí a Ezequiel Isaac Malekar, líder de la comunidad judía en la India, quien me contó que éste es el único país en el mundo donde los judíos nunca han sido perseguidos, nunca ha existido el antisemitismo.
La India es un país profundamente religioso y esta actitud de respeto mutuo demuestra que las religiones no necesariamente tienen que estar en desacuerdo. Si hemos de predicar la tolerancia y el amor, la coexistencia pacífica debiera ser una prioridad.
El hinduismo es la religión predominante de la India. Me pregunto si la aceptación en ese país de otras formas de culto estará relacionada con el hecho de que los hindúes veneran a un solo Dios pero en múltiples formas. Hay millones de “dioses” en el hinduismo, cada uno representando un aspecto diferente del mismo Dios, de modo que cuando llegaron extranjeros con nuevos nombres para sus dioses, los hindúes aceptaron sus creencias sin juicio.
Así como el manantial no puede hacer nada más que dar de sí mismo, el corazón realizado no puede evitar compartir su hallazgo con toda la humanidad. Nuestro deber es descubrir el amor a nosotros mismos y entonces, el dar con alegría surge por añadidura.
Articulo original tomado de Estrella Valpo