Es posible que mientras vas evolucionando internamente y tus antiguos pasatiempos e intereses empiezan a ser reemplazados por otros nuevos, las personas con las que solías alternar comiencen a tomar un papel menos protagónico en tu vida.

En su lugar, personas que te apoyen en esas nuevas elecciones comenzarán a gravitar naturalmente hacia ti.

Cuando empiezas a tomar responsabilidad por tu dicha interna, te transformas en una inspiración para tus amigos y para todos a tu alrededor, un ejemplo a seguir, un faro de la verdad y la transparencia. Pero las personas no siempre quieren escuchar la verdad, a menudo prefieran continuar ignorando lo que está ocurriendo con ellos internamente, y es tu responsabilidad compartir tu visión, pero sin expectativas de un cambio en ellos.

Si queremos que nuestros amigos cambien, estamos siendo violentos, con ellos y con nosotros.  Así que obsérvarte cuando necesites convencer a tus amigos de tu crecimiento. El arte de saber cuándo empujar y cuándo soltar, surge una vez que logras ver a las personas sin juicios y sin expectativas. Compartes lo tuyo, pero sin la intención de que ellos cambien.

“Una trampa común es la necesidad de agradar”. 

Una trampa común entre las amistades es la necesidad de agradar. Nos lleva a hacer malabares para mantener a todos contentos y a cambiar nuestra forma de ser para poder sentirnos aceptados. La necesidad de aceptación te lleva a la competencia y a la comparación, y todo ello a los celos y la posesividad. Para poder liberarte de este círculo vicioso, observa los lugares donde ajustas tus reacciones y forma de ser, dependiendo de con quién te encuentres.

Estos ajustes nos pueden parecer poco importantes, solamente “pequeños cambios casi imperceptibles”, pero la razón de restarles importancia es que nos hemos anestesiado ante el dolor que nos causan. Cuando empezamos a ser más conscientes de nosotros mismos, nos damos cuenta de que cada modificación es un auto-abandono, y aunque antes tratábamos de ignorar ese hecho, el dolor que nos causa va quedando, acumulándose con el tiempo y reduciendo nuestra capacidad de disfrutar realmente de la vida, de sentir la libertad suprema que sólo puede surgir cuando nos permitimos ser auténticos.

Siempre que te abandonas a ti mismo para complacer a otros, estás construyendo verdaderos muros dentro de ti, fortaleciendo tus propias ideas y expectativas de quien “deberías” ser, en lugar de quien realmente eres. Como esto sucede paulatinamente, no nos damos mucha cuenta de ello y nos acostumbramos tanto al sentimiento subyacente de auto-rechazo, que no podemos percibir que está ahí. Es imposible sentirse totalmente satisfecho si estás tratando de complacer a las otras personas. Es solamente al comenzar a quitar las capas y liberarnos de nuestras restricciones autoimpuestas que, de repente, nos damos cuenta de cuánta dicha y satisfacción hemos perdido al ir disminuyendo, de manera metódica y subconsciente, nuestro sentido de valía propia.

Ahora podemos cambiar esto, no abandonarnos más, ser auténticos, reales y vulnerables, y amarnos exactamente como somos.

Entrevista realizada en Estrella Valpo