La ilusión del amor es algo que muchos buscamos incansablemente: la conquista, las cenas a la luz de las velas, las flores, las canciones, todas las escenas románticas. Pero en realidad, lo que estamos buscando es distracción: la excitación y la fantasía son sólo formas de evadir la falta de amor que sentimos por nosotros mismos.

Con el amor-conciencia, esta necesidad de distraernos desaparece, porque hemos creado una relación con nosotros mismos que está basada en el amor verdadero. Ese amor no es como el amor romántico. Es total y es completo. Una vez que has descubierto ese amor, el romance puede aparecer en tu vida como un bono adicional y maravilloso, pero ya no será un requisito para sentirte completo.

En una conversación reciente, una de mis amigas me dijo que no había visto a determinado hombre en nueve meses, y que esta persona ni se le había cruzado por la mente. Entonces recibió un llamado telefónico de él, y su intelecto de inmediato la enganchó en el sentimiento de añoranza, de cuánto ella lo extrañaba y cuánto lo necesitaba. ¡Y comenzó a sufrir! Necesidad, sufrimiento y memorias idealizadas de cuán maravilloso fue todo.

La verdad es: el amor romántico raramente tiene que ver con la realidad. Es una fantasía que creamos para sentir la adrenalina, la angustia, la euforia, la atracción y el deseo. Mi amiga se dio cuenta de cómo ella instantáneamente había recaído en un patrón más antiguo que el primer tango y tan arraigado en su ser que fue su respuesta inmediata.

¿Por qué hacemos esto? ¿Por qué escogemos caer en el descontento tan rápido? A medida que nos volvemos más conscientes de nosotros mismos, nos percatamos de que es porque somos adictos al sufrimiento. Estamos cómodos sufriendo, siendo víctimas, no tenemos que asumir responsabilidades. Es mucho más fácil culpar a otra persona.

Nuestra adicción al sufrimiento llega a tal extremo que incluso cuando todo parece estar yendo perfectamente, encontramos una razón para sufrir. ¡Todo va demasiado bien! Es demasiado bueno para ser verdad. Lo ponemos a prueba porque estamos convencidos de que no puede ser real. “¿Si hago tal cosa –me pregunto– ella todavía me amará? ¡Ajá, lo sabía! ¡Me dejó!¡Mis sospechas eran correctas!”

Nuestro descontento viene de la matrix del intelecto: juzgando, comparando, analizando. Nos enganchamos en las dudas de la mente y nos sentimos atrapados por las situaciones de nuestras vidas. Los miedos de la mente nos halan hacia esos lugares de desencanto.

¿Cómo rompemos con la adicción al sufrimiento? Abrazando la perfección de este momento. La mente siempre está buscando una excusa para rechazar el presente, siempre está buscando lo que está mal en nuestras vidas. Eso es el sufrimiento: el sentimiento de que hay algo que está mal, una razón por la cual no podemos experimentar plenitud absoluta aquí y ahora. Si dejas de saltar de aquí para allá tratando de cambiar todo y vuelves a la inocencia, romperás esta adicción. Hazlo, ¡te lo mereces!

Articulo original tomado de Estrella Valpo