Somos adictos a todo tipo de cosas. Creemos que “eso” en especial es lo que nos hará felices. Necesitamos algo, algo que nos complete, y una vez que esa satisfacción que nos da ese “algo”se desvanece, nos hace caer en la necesidad nuevamente, y así creamos un círculo vicioso creyendo una vez más que “eso” nos hará felices, lo que finalmente nunca ocurre, al contrario, nos lleva al sufrimiento. Todo lo que tiene un punto alto, siempre es seguido por la desilusión y por la necesidad de adquirir aquello nuevamente.

A medida que vamos expandiendo nuestra conciencia, la satisfacción que recibimos de nuestras adicciones se va haciendo menor, y comenzamos a ver que las cosas que más deseamos, son las que generalmente nos hacen sufrir.

El sufrimiento viene de la necesidad. Sin “eso” en particular no nos sentimos completos, no nos sentimos satisfechos. Pero como cualquier dios falso, como cualquier droga, lo que sube tiene que bajar. Cuando la droga no está en nuestro sistema nervioso, nos sentimos enfermos.

Pero cuando comenzamos a enfocarnos en amarnos a nosotros mismos en lugar de abandonarnos a merced de cualquier cosa externa, el amor comienza a expandirse y las adicciones se van cayendo naturalmente. Y a medida que el sistema nervioso se limpia y vibra en una frecuencia de energía más elevada, el cuerpo comienza a rechazar las toxinas físicas. Porque para sostener la verdad – para sostener la conciencia – necesitamos que nuestro sistema nervioso sane y eleve su vibración.

A medida que nuestra conciencia se expande, los apegos emocionales o adicciones comienzan a espejarnos la necesidad que los causa. Es lo que sucede en las relaciones humanas: una persona espeja la necesidad y la otra espeja el abandono. Cuando una de las personas siente necesidad y comienza a aferrarse a la otra, la otra se aleja, porque se siente sofocada y con miedo. Y ese abandono también genera, en la persona rechazada, miedo. Está muy claro entonces, que ambas personas están experimentando miedo, sólo que cada una reacciona de manera opuesta.

La necesidad está siempre asociada con el miedo: es el miedo a la pérdida. Y esto no tiene nada que ver con la vibración del amor, porque requiere una cantidad muy grande de control y de máscaras para que se pueda sostener.

Entonces, a medida que la conciencia se eleva, las adicciones comienzan a caer. Pero si nos aferramos, sufrimos cada vez más. Muchísimas personas suelen ser sólo robots, y cambian una adicción por otra que tiene diferente forma. Pero si nos enfocamos en amarnos, dejamos de ser robóticos, la vida comienza a mostrarnos a nosotros mismos y ya no podemos ignorar la verdad.

Necesitamos comenzar a soltar esa necesidad a la adicción y encontrar nuestra plenitud dentro. Esto puede dar mucho miedo y podemos sentirnos muy inseguros, pues es como saltar al vacío, a lo desconocido. Pero una vez que saltamos, la recompensa es ilimitada, porque ese salto de fe siempre es recompensado con el amor incondicional. Ese salto de fe permite que la ilusión del miedo se disuelva para siempre.

Articulo original tomado de Estrella Valpo