Constantemente estás creando algo en lo externo que está haciendo que entres en un drama, lo vas a crear y recrear una y otra vez, porque esos son tus surcos desde que eras chiquito. Cada vez que lo recreas el pensamiento va a venir de nuevo, pero si no hay un sistema de apoyo y la adicción ya está rota, va a ir desapareciendo. ¿Y qué adicción es esa? La adicción al sufrimiento. Empiezan los dramas y es como la electricidad. Pero cuando el programa que creamos durante nuestra vida empieza a disminuir, a caer y se vuelve más y más pequeño, puede que las cosas sucedan de la misma manera, pero ya no vamos a estar reaccionando ni respondiendo.
Los siguientes son los surcos de la conciencia de víctima: necesito pelear, necesito comer, necesito beber, necesito tener sexo, necesito, necesito, necesito. Pero después que sanas, todo cambia, el pensamiento puede venir, pero ya no hay un sistema de apoyatura.
Los otros aspectos de tu personalidad son también surcos, cosas que has creado, que te han servido, y éstos son los que te transforman en alguien tan singular y único: tus talentos únicos, tu percepción tan única, tus dones tan singulares. La forma en que te ves, tu personalidad, todo, todo sobre tu persona que te hace único e individual. Y cuando eso está basado en el amor, empieza a brillar y se torna más increíble aún. Porque no es que todos los surcos desaparezcan y uno se transforme en un androide: “yo no siento nada”. No, no es así. Vas a tener la misma personalidad, pero con destellos brillantes y no interrumpidos por tus miedos y limitaciones.
No te juzgues, solo te tienes que amar exactamente como eres, porque eres perfecto. Solo se tú mismo, tú misma, y deja de juzgarte. Porque cómo se supone que tienes que verte? ¿Cómo se supone que cada uno tiene que comportarse? ¿Cómo tenemos que caminar, cómo tenemos que ser? ¿Quién inventó esas ideas?
Porque en realidad nadie es así, nadie, no hay una persona que encaje en esa imagen. Bueno, quizá dos: Ken y Barbie. ¡Y ni siquiera hablan! Suelta y deja de enfocarte en esas cosas, porque esas cosas vienen con un pensamiento y lo puedes dejar ir, es solo un pensamiento: “Uy, soy demasiado femenino, demasiado masculino, demasiado bajo, demasiado gordo, soy lo que sea demasiado”. ¡Todo el mundo tiene un juicio, todo el mundo, así que a soltarlo! Solo se tú, único, maravilloso, especial.
Si aparece algo que quieres cambiar, le das una mirada, lo cambias y en ese momento estás siendo amor: “Ah, esto es inmaduro, quiero evolucionar”. Pero lo miras con amor: “Ahhh, descubrí este aspecto de mí y entonces ahora lo cambio y puedo evolucionar”. Y así se transforma en algo que apreciar, en lugar de: “¡Ohhhh, de nuevo está eso!”, y empiezas a darte palos. Eso no es amor.
Estoy evolucionando, me amo porque estoy evolucionando y en cada momento evoluciono con amor, no con violencia. La violencia no causa evolución, causa foco en aquello que percibimos que está mal y nuestro foco tiene que estar en el amor todo el tiempo: veo, cambio, veo, y abrazo mi experiencia humana. Todos los juicios los aprendiste , no tienen nada que ver contigo, así que ahora los puedes soltar, los dejas ir.