Hay un lugar en el que sentimos que no nos merecemos lo mejor, en el que tal vez no nos estamos dando lo mejor a nosotros. Tenemos que comenzar a creer en nosotros. Los cambios son internos, y somos nosotros los que tenemos que hacer esos cambios. La felicidad es ahora.
Evolucionamos, crecemos, cambiamos. Las cosas no siempre son exactamente como nosotros queremos, pero todo lo que viene hacia nosotros es para nuestro crecimiento, para que seamos más, para que tengamos más experiencias, para dar más, para ser más maduros, siempre. La vida siempre nos está empujando hacia adelante. Y una vez que te abres a ver esto , todas las experiencias se transforman en experiencias buenas.
Y cuando conoces tu propia grandeza, tú también puedes ver cómo las demás personas evolucionan, pues ya no las ves como víctimas a quienes tú tienes que salvar, sino que, si atraviesan un período difícil, es porque están creciendo. Si te sientes afectado por lo que les pasa, tienes que mirar profundo dentro tuyo y hacerte esta pregunta: ¿Por qué estoy sufriendo? Y es porque tú no has sanado tu propia víctima interna.
Cuando tú estás completamente en tu poder, reconoces el potencial de otras personas, su grandeza, y puedes verlos como creadores maestros, no como pequeñas víctimas que están tristes o sufriendo. Puedes ver que están creciendo. Y no es que no te importe, claro que te importa, amas incondicionalmente, pero no desde ese lugar de “pobrecito”.

Para ello tenemos que ir a ese silencio interno y no juzgar. Los seres humanos sufren porque están siempre categorizando todo, o comparando, o anhelando estar en algún otro lugar. Y las personas lo hacen en los niveles más increíbles. No importa cuán abundantes sean, siempre están comparando y criticando. ¿Por qué? Porque quieren sufrir.
Y tenemos que poder ver esa adicción: “Oh, mi bebé está triste, estoy sufriendo por eso”. ¿Por qué vas a estar sufriendo? Ella está teniendo una experiencia, él está teniendo una experiencia, la misma experiencia que tú has tenido. ¡Tú también tuviste esas experiencias! ¿Qué vas a hacer? ¿Proteger a la gente que amás de la vida? ¿Qué sucede entonces? Nada, no evolucionan. No protejan a sus hijos, no protejan a los niños de su potencial completo, empodérenlos a través de vuestro propio poder personal.
Y amarte a ti mismo no es ser egoísta: es asumir la responsabilidad por tu propia felicidad, tu propia realización como persona. Mientras te rechazas y te juzgas, centrándote en lo que está mal contigo, siempre vas a necesitar algo de los demás: la aprobación, la aceptación, el reconocimiento que tú no te das a tí.
Cuando te amas, el estar contigo es suficiente, tu propia presencia es un placer. Puedes dar libremente a los demás, sin condiciones, sin necesidades, sin temor. Cuando te sientes completo dentro tuyo, es una alegría natural el dar a los otros, porque te sientes pleno, porque te estás dando primeramente ese amor a ti, y es ese mismo amor el que se derrama por doquier al universo entero.
Articulo original tomado de Estrella Valpo
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