A través de la matrix de la mente y la dualidad de la ilusión, hemos creado separación de la grandeza de quienes somos, hemos perdido de vista lo único que yace bajo toda la creación, lo único real: el amor. Éste es un llamado a retornar a casa, a nuestros corazones, retornar a la inocencia y retornar al amor que está siempre presente.
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Sentirnos en unidad
Todos somos amor, todos somos Uno, y cuando finalmente regresemos a la unidad, despertaremos y recordaremos. Siempre ha sido así. Ha llegado para los seres humanos la hora de volver a sus corazones.
Estoy aquí como un intento de responder a todas las preguntas, a todos los anhelos, de abrir el código que te ha de permitir escuchar la verdad.
Mantente observando a tu mente
Mucho de lo que digo tal vez no tenga sentido para tu mente, porque ella te sostiene en dualidad y limitación. Lo único que te pido es que abras tu corazón y escuches, y veas si algo de esto resuena en ti.
La naturaleza del amor
Voy a comenzar contándote una historia que creo explica muy bien la naturaleza del amor:
“Una vez, viajando yo por las cataratas del Iguazú, ví a un joven cocodrilo tendido sobre un tronco bañándose al sol: un jacaré. Tenía un gesto muy serio en su rostro. ¡Es una tarea muy intensa esto de ser un jacaré! Los cocodrilos tienen tanta historia, son depredadores carnívoros, asesinos despiadados, directos descendientes de los dinosaurios. Y él estaba ahí, sopesando todas sus responsabilidades, cuando de pronto una mariposa muy roja y hermosa aterrizó sobre su nariz.
Al principio se sintió indignado. ¿¿¿Acaso ella no podía ver cuán concentrado estaba él en sus pensamientos??? ¿¿¿No podía ver que estaba pensando cosas muy serias??? Pero ella, totalmente al margen de ello, flotaba en el aire cada vez que él respiraba. Luego aterrizaba nuevamente, acariciando su nariz con sus suaves alas aterciopeladas. Y luego él respiraba nuevamente, y nuevamente ella se elevaba en el aire, y volvía suavemente a aterrizar.
Esto se transformó en una especie de meditación para el joven cocodrilo y la energía cambió completamente. Estaba hipnotizado ante la belleza y la suavidad de la mariposa, y la energía del amor comenzó a crecer entre ellos. Luego, una sonrisa se dibujó en su cara. Él ya no era más un cocodrilo, y ella ya no era más una mariposa. Eran uno, en la unión del amor.”
Caminando hacia la unidad
Esta es la naturaleza del amor. Yace bajo todo. Y cuando la humanidad deje a un lado sus diferencias y regrese a la perfección de la unidad, experimentaremos armonía y paz en este planeta. Pero ese proceso comienza por nuestros propios corazones.
El mundo ideal se encuentra en nuestros propios corazones.
No hay nada que cambiar en él afuera,
solo tenemos que sanarnos
a nosotros mismos.