¿Cómo proceder hacia un cambio de percepción, impregnando a la sociedad con los valores del ciudadano global? Yo creo que es a través de la transformación del sistema educativo. La educación moldea las bases de una sociedad; el sistema educativo de una nación refleja los valores de su gente y da forma a su futuro. Además, es el mejor lugar para introducir una nueva manera de ver el mundo. Los niños son quienes están cambiando el mundo, y cada nueva generación arrastra a las anteriores hacia el mañana, para bien o para mal.
Si queremos que las futuras generaciones enfrenten los retos de la sociedad con valentía, responsabilidad y compasión, el modelo educativo debe ayudar a los niños a cultivar esas cualidades dentro de ellos mismos. La humanidad es intrínsecamente dichosa y generosa, todos nacemos con estas virtudes.
Es al perder de vista nuestra brillantez interior que empezamos a sentir carencia, inseguridad y desconfianza, lo que conduce al egoísmo, la agresión, la codicia, la hostilidad y el odio. Es por eso que mi propuesta educativa enfatiza la importancia de nutrir el aspecto interior en nuestros niños. Si lo hacemos, podrán conservar el estado amoroso y pacífico con el que nacieron.
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“Nuestra felicidad dependo de lo que estamos siendo”

¿Qué quieres ser cuando crezcas? A todos nos han preguntado esto cuando niños.
¿Pero qué queremos ser? ¿Felices? ¿Plenos? ¿Pacíficos? ¿Generosos? ¿Amorosos? ¿Alegres? ¿Qué deberían estudiar nuestros niños para poder convertirse en estos estados del ser?
Nuestras respuestas típicas de niño (“actriz”, “cantante”, “astronauta”, “bombero”, “doctor”) reflejan el problema esencial: fundamentalmente creemos que lo importante es lo que hacemos y que nuestra felicidad depende de lo que estamos haciendo. Esto nos lleva una vez más a lo que nos diferencia: los que eligen profesiones “importantes” son valiosos y los que no, no tanto. De nuevo estamos alimentando la discriminación, la comparación, la competitividad y la división.
En realidad, nuestra felicidad depende de lo que estamos siendo. ¿Qué es nuestro ser? Nuestro ser es nuestra conciencia, la fuerza vital que tenemos dentro, el testigo, nuestra esencia. Es lo que encontramos cuando dejamos de perdernos en nuestros pensamientos y nos traemos al momento presente. Al hacerlo, pronto nos percatamos del silencio que está detrás de los pensamientos ya que, así como las palabras en esta página están rodeadas por espacio vacío, nuestros pensamientos tienen espacio vacío alrededor; no son el principio y el fin de la existencia, son simplemente ruido que está ocurriendo en una parte relativamente pequeña de nuestro sistema nervioso.
Cuando nos hacemos conscientes del vacío más allá del pensamiento, descubrimos la dicha, la armonía y la vitalidad que éste alberga. Ahí viven la pasión, la inspiración, la creatividad, la generosidad, la confianza y la aceptación. Y de pronto, llegamos a aquello que estábamos buscando: la felicidad, la plenitud. También a un espacio más compasivo, ya que al morar en nuestro ser en vez de enfocarnos en el hacer, podemos ver el ser de todos los demás. ¿Y sabes qué? Es tan hermoso, prístino, espontáneo y profundo como el nuestro.
Entrevista realizada en Estrella Valpo