NO todo sale como queremos en nuestra vida. A veces despertamos y esperamos que todo salga como planeamos, pero las cosas no son así, la vida no es así. Y entonces tenemos que soltar, dejar ir.

Aquí estás tú, tú eres el barquito, el ancla es la conciencia y algunas veces despiertas y el mar está todo calmo, el sol brillando, todo está divino. Al día siguiente despiertas y hay una tormenta, un drama, un problema en el trabajo, uno de los niños está enfermo o algo pasa, el novio te abandonó, lo que sea. ¿Qué sucede? El barquito pierde su equilibrio, comienza a chocarse contra las rocas.

¿Pero quién puede cambiar eso? TÚ. Porque tú tienes que transformar a tu conciencia en lo más importante. Yo estoy anclada en mi conciencia y lo que sea que sucede no tiene que ver con mi hacer, sino con mi ser. Los seres humanos sufren por todo. Están tan apegados a todo, naciones enteras entran en depresión porque perdieron un partido de fútbol. iEs patético!

Pero ése es el punto: nuestra felicidad tiene que ser mucho más profunda que eso, tiene que estar basada en algo permanente, no en el apego, no en el tener la razón, no por aquello que es justo o injusto, porque cada uno tiene una opinión diferente, cada uno cree en algo diferente, cada uno vota por partidos diferentes, todos tenemos diferentes creencias.

Pero nosotros no somos nuestras creencias, nosotros no somos nuestra necesidad de tener la razón, somos mucho más que eso. Somos la unidad que subyace a todo eso y es algo increíble, porque una vez que te transformas en la conciencia, todo aquello que solía ser tan importante para ti, ya no lo es. El ganar, el perder, ya no es importante.

Lo único importante es lo que estás siendo y el amor que estás dando, porque eso es quienes somos en verdad y todo lo demás es un sistema de creencias. Ponemos una pequeña rayita en un mapa y vamos a la guerra; ponemos un símbolo religioso diferente y vamos a la guerra; tenemos una creencia política diferente y vamos al terrorismo. Es importante ver eso en nuestra vida diaria, ver lo que sucede en el comedor cuando pelea la familia, necesitando tener la razón, ofendiéndose el uno al otro.

Recuerdo a mi madre, cuando el Centro Isha estaba en Colombia la llevé a Cartagena de Indias. Uno de los héroes de nuestros libros de historia en Australia es Francis Drake, fue un héroe para la reina Isabel. Hizo esto, aquello, descubrió lo otro y entonces, cuando visitamos un fuerte en Cartagena, mi mamá ve una placa que decía: “Aqui murió Sir Francis Drake, el pirata reconocido”. Estaba indignada, no podía entender. Y yo le explicaba que eso es así. Allá era un héroe y aquí un malandra, es así. Siempre es así. Pero tenemos que ir más allá de eso y transformarnos en globales, ciudadanos globales interna y externamente. Las líneas son ilusorias, son una gran ilusión y tienen q ue desaparecer internamente.

El mundo está dentro tuyo, no está afuera, está adentro y cuando tú encuentres esa paz internamente vas a empezar a percibirla externamente también.

“El ganar, el perder, ya no es importante”

Articulo original tomado de Estrella Valpo