Al preguntarte “¿cómo puedo valorarme más?” y buscar la forma de cambiar, ya te estás empezando a valorar. El sólo hecho de enfocarte en ti, en escucharte, en ser, es el primer paso que te lleva al cambio.

Y cuando uno se ama absolutamente no anda ni comparándose ni preguntando: ¿Me quieres más a mí o a él? No, ni siquiera se cruzan por la mente esas preguntas, porque tienes tanto amor interno por ti mismo que no piensas en eso, solo das esa riqueza, ese amor, porque sabes y estás en contacto permanente con la fuente, y conoces tu grandeza.

De modo que es en esto en lo que te tienes que enfocar: siempre en amarte a ti mismo, y verás que así te transformas en la fuente del amor. El amor es una energía que solo busca compartir y dar más amor en la forma que sea, y de ese modo te valoras aún más. Antes de cambiar algo externo o enfocarte en más de esto o más de aquello, tiene que estar ese amor internamente en tí.

Ya sé, a todos nos enseñaron que eso es ser egoísta, pero no lo es. Yo no te puedo amar si no me estoy amando, es una cuestión de sentido común, no te puedo sostener en tu grandeza si no conozco la mía, yo no te puedo enseñar a nadar si yo no sé cómo hacerlo, porque entonces nos ahogamos juntos.

Para poder dar amor, yo tengo que ser el amor. Primero me elijo a mí, elijo la conciencia, la sanación, luego me transformo en el amor, y entonces puedo sostenerlo todo, todo, en forma abundante.

Pero cuando constantemente estamos tratando de tomar del afuera estamos perdidos, ni siquiera nos tenemos a nosotros mismos, necesitamos de otro que nos cuide: “¿Quién me apoyará a mí, si yo no lo puedo hacer? Ah, tú me tienes que apoyar, me tienes que decir que yo valgo, me tienes que decir que me amas, así me siento seguro”. Eso es tomar.

Amarse a uno mismo, es dar.

Te invito a cambiar la percepción.

Amarse a uno mismo no es ser egoísta, es lo opuesto: te transforma en un vehículo del amor, y luego podrás dar sin límites. Es una forma de ser, y uno no se cansa jamás dando, es inacabable. Y así vamos disolviendo de nuestra realidad esa sensación de carencia, de falta, de dependencia del afuera para satisfacer lo que necesitamos.

Recuerda que aquello en lo que te enfocas es lo que cobra poder, lo que crece y creas a cada paso.  Intenta entonces , cuando tengas que enfrentar una situación, elegir un cambio de enfoque, ya que si quieres un resultado diferente, tendrás que hacer algo completamente diferente.

¿Qué sería esto?  En vez de enfocarte en tus temores, en tus inseguridades, en que te den o te demuestren, da el primer paso con un «SÍ» a la oportunidad que la situación te brinda. Para crecer, para experimentarte, para valorar tu cambio y tu evolución.

Anímate a revertir esta idea que tienes de tí mismo y que vas retroalimentando y anímate a cambiar. Verás que al valorarte tendrás también una nueva experiencia recibiendo esta valoración. Tu universo te refleja siempre aquello que estás experimentando, prepárate para recibirlo.