Durante los años que llevo dictando seminarios sobre crecimiento interno me he encontrado con muchas personas que sufren de insomnio. El insomnio es causado, a menudo, por nuestra incapacidad para desconectarnos del afuera. Pasamos tanto tiempo con la atención puesta en lo externo, centrándonos en las distracciones del mundo, que parece resultarnos imposible parar.

Lo habrás notado cuando sales de vacaciones: puedes estar en una playa paradisíaca, o ante una impresionante vista panorámica desde lo alto de una montaña, rodeado de tanta belleza, tanta perfección, y sin embargo … la mente continúa con su ruido.

Nos es imposible desconectarnos para únicamente ser, para disfrutar plenamente la vida tal como es, en este momento. Nos hemos acostumbrado tanto a planificar, a preocuparnos, a organizar, a controlar, que nos hemos olvidado de cómo parar. De modo que cuando nos vamos a la cama por la noche, nos encontramos con que la mente continúa su actividad. El organismo quiere descansar pero el intelecto está fuera de control, perdido en un estado permanente de distracción y preocupación.

Así como hemos desarrollado el hábito de la distracción constante, podemos desarrollar un nuevo hábito: el hábito de estar presentes, el hábito de enfocarnos en la belleza de este momento. Al principio puede que nos parezca difícil, pero es únicamente porque nos hemos pasado tanto tiempo haciendo lo contrario. Es cuestión de ejercitarnos, de hacerlo una y otra vez. Te puede ayudar un método de introspección. En el caso de mi Sistema , los resultados han sido excelentes.

Si comenzamos a crear el hábito de traer nuestra atención a este momento, comenzaremos a ver muy pronto los resultados, en la medida que nuestra conciencia se ancla permanentemente en la paz y la estabilidad que se encuentran en el interior de nuestro ser, independientemente de lo que puede estar ocurriendo a nuestro alrededor.

Si aprendemos a cultivar la plenitud interior, podremos disfrutar del mundo en que vivimos sin el miedo a la pérdida y sin la necesidad de controlarlo todo. Esto nos permite dejar de lado nuestra necesidad constante de preocuparnos, aunque sí concentrarnos en la planificación cuando sea necesario, y cuando no – como cuando nos vamos a dormir por la noche – dedicar nuestra energía a disfrutar plenamente de ese momento de descanso, satisfechos en la dicha de ser.

También es importante no obsesionarse con la idea de tener que dormir. Este pensamiento posiblemente nos agite, y así el sueño se aleja de nosotros. La idea de que las cosas deben ser de cierta manera, diferentes a como son, es lo que nos impide relajarnos en cada momento. Y si no podemos hacer eso, posiblemente tampoco podremos entregarnos en “los brazos de morfeo”.

El sueño es un tiempo en el que estamos solos con nosotros mismos. Aprendamos a disfrutar de nuestra propia compañía en lugar de evitar ir hacia adentro a toda costa. Esto hará que el dormir sea más agradable y, sin duda, más fácil de alcanzar. Simple y relajadamente, sucederá.

Articulo original tomado de Estrella Valpo