De niños creemos que el resentimiento hace sufrir a los demás. Nos sentamos en un rincón, no hablamos con nadie, andamos con cara larga, nos aferramos a algo y pensamos que eso hace sufrir al otro. Lo hacemos de niños y luego lo seguimos haciendo de adultos: nos aferramos a algo porque nos gusta sentirnos víctimas.
De modo que el resentimiento es la mejor herramienta para el victimismo. Y con eso destruimos todo, porque es como si tuviéramos esta lista de todo lo que nos hicieron, y cuando sea que nos sentimos desafiados, sacamos la lista y en vez de ser vulnerables, conectarnos y soltar, nos gusta aferrarnos a eso, porque nos gusta sufrir. Y en realidad a la única persona a quien el resentimiento afecta es a uno mismo. ¿Y por qué?
Porque no estamos abiertos al amor, simplemente nos quedamos ahí y nos protegemos, porque creemos que tenemos miedo. Y tal vez sí, tal vez tenemos miedo, pero a lo único que le tememos es a recibir el amor. Y en algún punto tenemos que tomar responsabilidad y dejar de culpar al afuera por nuestro propio descontento, en algún punto el cómo yo respondo es mi responsabilidad. ¡Y después dejamos de sufrir!
Así que sí, el resentimiento es veneno. Tienes que buscar siempre moverlo y ser inocente, volver al momento presente y percibir todo como nuevo, y ése es un regalo muy grande. Y seguir soltándolo, soltándolo, soltándolo, enfocándote en el amor. Hay muchas situaciones, en las relaciones por ejemplo, donde empezamos a acumular resentimiento, pero si realmente nos sentamos y escribimos una lista de todo lo que amamos de la otra persona y todo lo que odiamos, la lista del amor normalmente es bien larga, y la otra tiene dos o tres cosas. ¡Pero es ésta lista la que atrae toda nuestra atención!
Entonces, si empiezas a apreciar la lista del amor, la otra empieza a disolverse. Porque realmente el resentimiento, el mantener a la persona en el momento pasado, es sólo un hábito para poder sufrir, para no ver a alguien como nuevo. ¿Por qué? Porque no nos vemos a nosotros mismos como nuevos tampoco, abriéndonos más para poder recibir más amor.
Tú estás creando todo en cada momento, todo aquello que viene hacia ti es para ti, para ser más, para sanar, para avanzar, para ver tus limitaciones, para ver las cosas que necesitas cambiar, así podrás experimentar más amor y más dicha. De modo que lo único que tienes que hacer es estar presente y enfocado en la conciencia, tener una apertura en lugar de defenderte, abrirte a recibir e ir bien profundo, para ver si hay algo ahí que está resonando. Y vas a empezar a ver que hasta los aspectos más sutiles sirven para la expansión de tu conciencia.
Aquello que eliges en cada momento está en tus manos. Los humanos tenemos libre albedrío, y mientras más nos abrimos, más rápido crecemos. Soltemos el resentimiento vamos a encontrar algo que es tanto más permanente, tanto más profundo, tanto más nosotros mismos.