Cuando me di cuenta que no era feliz a pesar de haber logrado todo lo que me proponía, entré en un espacio nuevo de vulnerabilidad que me ayudó a descubrir lo que verdaderamente necesitaba. Tuve que ser muy honesta conmigo misma y reconocer que estaba llena de miedos enmascarados, y que si no era feliz era simplemente porque no me amaba a mi misma. Siempre criticándome y viendo lo que estaba mal en mí, ¡era mi peor enemiga!

Este punto de vulnerabilidad fue el que me permitió sentir. Es importante que te preguntes qué sientes, que cierres los ojos y te permitas conectarte con tu corazón, sea que la respuesta venga o no, pues al principio hay toda una coraza por disolver que nos impide escucharnos. Pero si eres paciente lograrás esa conexión interna, el regalo más maravilloso que nos podemos dar.

¿Cuáles son los pasos para un cambio profundo?

– Aprender a conectarnos con lo que sentimos.

En cada situación que se presenta, en lugar de reaccionar con la defensa o cerrarnos dolidos, podemos mirar hacia adentro y simplemente permitirnos sentir. Así como nos comunicamos con otros llevando nuestra atención al teléfono, al whatsapp o al mail, comencemos a escucharnos interiormente, cerremos los ojos y enfoquémonos en nuestro corazón, que es un gran transmisor de sentimientos. Una vez que tenemos nuestra atención allí, esperemos, y de pronto la conexión con lo que estamos sintiendo se establece. Y te sorprenderás cuando descubras lo que verdaderamente estás sintiendo, algo a lo que nunca le habías puesto atención. ¡Qué acto de amor más profundo es éste! Amor a nosotros mismos, ya no más el abandono y la transigencia, ya no más la inconsciencia de lo que está sucediendo con nosotros, sino nuestro propio ser presente y vibrando en este acto amoroso.

– Permitirnos ser vulnerables, es decir, ser honestos con lo que sentimos, ahora que hemos aprendido a conectarnos con nuestro corazón. Esto nos permite hacer elecciones basadas en el amor y no en el miedo, o los “debería” o los “tendría”. Esto inevitablemente lleva a la madurez emocional y a crear lo mejor para cada uno de nosotros, y como consecuencia, para nuestro entorno.

– Hablar siempre nuestra verdad, como los niños. Hemos aprendido a mentir y a manipular para recibir la aprobación del afuera. Pero al ser vulnerables y al estar conectados, enfocados en nuestro interior, anclados en nuestro corazón, esto se vuelve imprescindible. Ir ahora en contra de lo que sentimos, mentir, se hace doloroso, ya nos damos cuenta que eso es abandonarnos. Amar lo que uno verdaderamente siente en cada momento es muy liberador y da la oportunidad a las otras personas para ser verdaderas también. Esto permitirá que la comunicación sea fluida, a la inversa de lo que podríamos pensar, y las relaciones basadas en la verdad sean de un compromiso más profundo.

Todos estos pasos son simples, pero son verdaderos y válidos. Como siempre digo: “la vida es simple, somos los humanos quienes la complicamos”, porque nos hemos separado de nuestra esencia, hemos perdido nuestra conexión interior. Ahora estamos aprendiendo a reconectarnos para que todo se alinee y fluya y, como consecuencia, podamos actuar desde ahí.

También los puedes leer en:Estrella Valpo