En las relaciones más cercanas no nos expresamos sino con reproches, con dolores pasados que envenenan de resentimiento los momentos presentes compartidos y donde nada se resuelve, todo se guarda, y las consecuencias solo se sufren.
A veces, incluso, nos pegamos a quienes no nos quieren o a quienes nos hacen daño, y lo sufrimos, llegando a creer en realidad que no merecemos el amor, y así, nos relacionamos con alguien que puede confirmar nuestra idea de no merecer el amor, y luego peleamos con esa idea, pero seguimos dirigiéndonos a obtener el amor donde no está.
Esta es nuestra adicción a sufrir, y el… [leer artículo completo]