Fue la neuro científica Candace Pert quien descubrió que el cerebro se comunica con el cuerpo a través de una serie de moléculas especiales llamadas neuropéptidos.

Los neuropéptidos transportan sustancias químicas generadas por el hipotálamo — parte del cerebro responsable por nuestros estados emocionales — y las distribuyen a través de nuestro sistema nervioso.

Cada célula de nuestro cuerpo está cubierta de receptores, como si fueran antenas parabólicas esperando recibir diferentes señales. Cuando algo nos causa estrés, nuestro cerebro comienza a fabricar cortisol, una hormona que acelera el proceso de envejecimiento.

El cortisol es distribuido a las células a través de los neuropéptidos, las células comienzan a trabajar con menos eficiencia y nuestro cuerpo se vuelve más vulnerable a las enfermedades.

Es por eso que cuando pensamos en algo preocupante o que nos genera miedo, sentimos mariposas en el estómago, o nuestro corazón late más fuerte: los pensamientos generan químicos que a su vez desatan emociones e incluso modifican la estructura molecular de nuestro cuerpo.

Nuestras células se vuelven adictas a ciertas emociones

Esto explica el por qué nos es tan difícil, por ejemplo, dejar de autocriticarnos: si lo hacemos repetidamente, nuestro cuerpo se vuelve adicto a ese estímulo.

Cuando dejamos de criticarnos, es como si quitáramos las drogas a las cuales son adictas nuestras células, y el cuerpo empieza a reclamarlas.

Uno de los descubrimientos más asombrosos de la doctora Pert es que los receptores que cubren nuestras células se modifican según los estímulos que reciben: si una célula recibe recurrentemente un estímulo de miedo e inseguridad, comienza a generar más receptores capaces de reaccionar a ese estímulo.

La buena noticia es que, si empezamos a crear un nuevo hábito a nivel mental, nuestras células comienzan a adaptarse a él. Cuando pensamos en apreciación, gratitud y amor, el cerebro genera mayores niveles de serotonina y dopamina, químicos naturales que produce nuestro cerebro y que generan bienestar, energía y felicidad.

Nuestras células comienzan a reemplazar sus receptores adictos a la autocrítica, el miedo y la negatividad, con receptores que son capaces de procesar los nuevos químicos positivos.

¡Nuestras células se tornan adictas al amor!

Y así las células trabajan bajo el estímulo del amor y la apreciación de forma más eficiente y relajada.

No desestimes la importancia de tus pensamientos: Son el inicio de procesos biológicos que nos afectan a nivel mental, emocional e incluso físico.

Si bien los avances científicos nos pueden ayudar a ver mas claro, lo que nos llevará a comprender a fondo la verdadera naturaleza de nuestro ser es nuestra propia conciencia, pues es la única herramienta suficientemente sutil de medición y observación.

Convierte tu vida en una gran investigación de la naturaleza del ser y descifrarás los misterios que siempre han inquietado a la humanidad.

Quizás no podrás cuantificarlos en un laboratorio, pero tendrás la certeza desde tu propia experiencia directa y la sabiduría de tu corazón.

Te invitamos a leer la primera parte de este artículo: La Ciencia y la Conciencia

Entrevista realizada en Estrella Valpo