Cuando comenzamos a usar las facetas que les he estado enseñando estas últimas semanas, nos damos cuenta de que la forma en la que hemos percibido el mundo no es más que un producto del condicionamiento del pasado. Reconocemos, por primera vez, que el mundo no es como lo habíamos visto siempre y que, en realidad, somos nosotros los que aprendimos a verlo de cierta manera determinada.

Esto es un descubrimiento impresionante. Lo que antes parecía tan real, ahora se siente como una ilusión. A medida que nuestra antigua forma de ver la vida se desploma, comenzamos a liberarnos de la red del intelecto. Ya la mente no es la voz dominante, y se comienza a desactivar el programa que decide por nosotros. Ahora podemos realmente elegir. Nos encontramos, sin esfuerzo, cortando la rama de nuestros miedos pasados y de nuestras dudas sobre el futuro.

Comenzamos de esta forma a construir nuestra felicidad, a darle alas a nuestro corazón y a sentir de una manera que no habíamos ni imaginado volver a sentir: con la pureza y la inocencia de un niño.

Ésta es la experiencia que yo llamo amor-conciencia, y es la cosa más natural del mundo. Cuando somos niños lo experimentamos todo el tiempo: una paz y una alegría que nos acompañan siempre, pero como adultos la hemos perdido de vista. Podemos ver que nuestros constantes anhelos y la subyacente insatisfacción del intelecto, son causados por el deseo profundo de retornar al amor-conciencia, o sea, a ese lugarcito interno de bienestar que estamos nutriendo. No es nada que esté afuera, está dentro de cada uno de nosotros.

Aquello en lo que nos enfocamos crece, y las facetas enfocan nuestra atención en el amor-conciencia cada vez que las pensamos:

ALABANZA AL AMOR POR ESTE MOMENTO EN SU PERFECCIÓN (Atención: profundo al corazón)

GRACIAS AL AMOR POR MI EXPERIENCIA HUMANA EN SU PERFECCIÓN (Atención: profundo al corazón)

AMOR ME CREA EN MI PERFECCIÓN (Atención: profundo al corazón)

OM UNIDAD (llevando tu atención desde la base de la columna al tope de la cabeza)

De esta manera, traen el silencio de nuestra verdadera naturaleza al primer plano de nuestra atención. En la presencia del silencio, todo aquello en nuestras vidas que proviene del miedo, comienza a transformarse, a disiparse dentro de la paz que nos envuelve.

Cuando nos enfocamos en las facetas, éstas nos llevan a la experiencia del amor-conciencia. Somos lo que elegimos y entonces, a medida que el amor crece fortalecido, los miedos limitantes que nos agobiaban comienzan a desvanecerse. Nuestra percepción recupera su natural claridad y revivimos la inocencia dichosa que teníamos cuando niños. Nuevamente experimentamos más de nuestra verdadera naturaleza: dicha, paz, silencio.

En cuanto nuestra experiencia de amor-conciencia crece, empezamos a percibir todo nuestro alrededor en su verdadera magnificencia, en lugar de verlo a través de los conceptos, etiquetas y encasillamientos adoptados a lo largo de nuestras vidas. Comenzamos a relacionarnos y a responder a nuestro entorno desde el profundo silencio que estamos descubriendo adentro.

Comencemos a ejercitar esta oportunidad. Recuerden y repasen lo aprendido en los encuentros anteriores para poder ir avanzando en esta práctica y en el sentir y la experiencia de bienestar interior. Visita ishajudd.com o escríbenos a [email protected] si tienes dudas. Y aquí estamos, mi equipo y yo, para acompañarlos. Hasta la próxima semana.