Nos hemos convertido en expertos en encontrar lo que falta y en enfocarnos en ello: un método infalible para drenar de la vida toda la felicidad.

Una mujer que no puede tener hijos, en su frustración, puede olvidarse de todos los aspectos positivos de su vida: tiene la pareja perfecta, las condiciones adecuadas para adoptar, satisfacción en su trabajo, libertad de viajar, dedicarse a lo que le interesa. Pero su decepción por lo que no está a su alcance puede convertirse en su obsesión, opacando así la magia y las oportunidades que se le presentan en cada momento.

Lo mismo puede suceder con cualquier aspecto de la vida: la ausencia de una pareja puede ensombrecer la pasión que sentimos por nuestro trabajo, o el estar cesantes puede llevarnos a ignorar el apoyo que nos brinda amorosamente nuestra familia. Culpamos y nos sentimos insatisfechos con algo que no podemos cambiar. Al hacerlo, renunciamos a nuestra capacidad de encontrar la alegría en todas las cosas maravillosas que la vida nos trae.

Hay muchas situaciones donde es fácil ver la diferencia entre la respuesta de una víctima y la de un creador.

La víctima:

  • Siempre espera que sean los demás los que lo hagan  feliz.
  • Siente que todas las cosas malas le suceden a él.
  • Nunca tiene suficiente tiempo, dinero o apoyo.
  • Debe tomar de los demás, debe proteger lo que tiene porque se lo quieren quitar.
  • Cuando ha confiado lo han decepcionado. Siempre espera que las cosas salgan mal.
  • Siente que si da, luego le tienen que dar a él.
  • Necesita la aprobación de afuera. No se puede valorar si no lo aprecian.
  • Siente todo como un esfuerzo. Se resiste y toma atajos  en lo que pueda por pereza. La mediocridad marca sus acciones.
  • No se hace  responsable de las cosas que le suceden.

 

El creador:

  • Se regocija dando y sirviendo. Se abre a recibir amor y siente que lo merece.
  • Las cosas que suceden en su vida son oportunidades para crecer y confía que siempre le están trayendo lo mejor.
  • Sabe que tiene todo lo que necesita en cada momento y aprecia la abundancia que fluye siempre hacia él.
  • Su alegría es dar desde la abundancia. Cuanto más da, más recibe.
  • Elige confiar como reflejo de su integridad: no depende del resultado externo, confía en si mismo.
  • Es vulnerable y escucha lo que tienes que decirle, porque el amor no necesita defensa.
  • Se valora. Su sentido de autoestima se basa en su experiencia interna de conciencia.
  • Dice que sí a todo. La excelencia marca sus acciones y encuentra alegría en dar lo mejor de si mismo.
  • Es responsable por su universo. 

Podemos encontrar la manera de pulir esos lugares de víctima viéndolos con claridad, a través de las decisiones que tomamos y actitudes que elegimos.  Lograremos así construir una comunidad, una sociedad, un mundo de creadores responsables por su propia felicidad y paz, expandiendo masiva mente esa paz en el mundo, hasta que llegue a ser la realidad que todos podamos compartir:  un mundo unido en el amor sobre todas las cosas.

Artículo original tomado de:La estrella de Valpo