En nuestro mundo interior podemos encontrar la fuente del amor, de la felicidad, y un permanente estado de paz. Sólo se trata de saber dónde buscar, y abrazar el encuentro.

Todas las búsquedas que las personas realizan para estimularse o calmarse, a través de distracciones, entretenimientos, drogas, a través del beber o fumar, son para encontrar satisfacción, un poco de relajación, felicidad, despreocupación, excitación. Pero nunca logran encontrarlo como algo permanente, pues nada que el afuera te dé es permanente.

Vivimos tiempos donde lo externo tiene tanto poder sobre nosotros, que perdemos de vista lo más importante e inherente a la vida: el amor, la paz y la dicha que pueden vibrar en nosotros y que podemos compartir con todos.

Algo que nos falta a los seres humanos y que no aprendemos en ninguna escuela, ni tampoco nos enseñan a cultivar, es la responsabilidad. La responsabilidad no como una carga, sino como excelencia y plenitud en la vida. Todos nos quejamos de la corrupción, de la mentira, de la falta de solidaridad y de tantas cosas que están relacionadas con que nadie, en realidad, se hace responsable un cien por ciento de su propia vida y de lo que en ella crea.

En realidad, es muy raro encontrarse con un adulto que asuma la responsabilidad completa. Es lo que estamos siendo y no lo que estamos haciendo o lo que otros nos hagan, lo que define quienes somos.

Si nuestro foco como individuos fuera la expresión más elevada del amor-conciencia en cada momento, no estaríamos corruptamente haciendo negociaciones que nos traen beneficio personal pero que dañan a otros o al ecosistema, no estaríamos ignorando lo que nuestro prójimo necesita, no miraríamos para otra parte cuando al lado nuestro hay personas necesitadas, no ignoraríamos, por no meternos en problemas, a un niño cuando percibimos que está en situación dudosa o en peligro. No sería el mundo un continuo “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”. Y educaremos en forma natural con el ejemplo a niños que luego se transformaría en jóvenes en contacto con su verdad interior, amándose a ellos mismos, en lugar de elegir autodestruirse con sustancias para tener la aprobación de sus pares. Para ellos el buscar nuestro apoyo vendría a ser un lugar seguro, porque tendrían nuestro ejemplo, porque nosotros seríamos esa integridad.

El mundo está dentro tuyo, no está afuera, está dentro tuyo. Cuando encuentres esa paz internamente, vas a percibirla externamente también.

Estamos resistiéndonos a ser nosotros mismos y eso es muy frágil. Es muy frágil la burbuja. Tenemos que mantener la burbuja para seguir encerrados en el miedo. Pero no es difícil romperla, y en el momento que lo haces, experimentas el amor.

Esa es la locura de la experiencia humana: peleamos para tener control, para sufrir, porque nos sentimos víctimas, peleamos por amor, por la paz, pero no es verdad. Si nosotros simplemente rompieramos esa burbuja, veríamos que eso es quienes realmente somos: la paz, el amor, la verdadera felicidad. Y entonces, todo fluye.

Articulo original tomado de Estrella Valpo