Podemos comenzar este Nuevo Año dándonos mucho amor, soltando muchas cosas que hasta ahora nos eran habituales.
Por ejemplo el estarnos juzgando siempre, porque eso es violencia interna, querer cambiarnos a nosotros mismos. “No soy lo suficientemente esto o aquello”, y en realidad estamos diciendo: “en este momento hay algo que está mal, y para que yo pueda sentirme bien, algo tiene que cambiar”. Y es ahí cuando aparece el sufrimiento.
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Dejando ir las exigencias
Es necesario ver esa exigencia interna constante, no importa lo maravillosas que estén las cosas, nunca es suficiente. Y eso tiene que parar en algún momento, siempre queriendo cambiar el afuera, lo que está sucediendo, y también a las personas. Y siempre sintiendo que hay algo que está mal con nosotros.
Empezar a observar los hábitos
Tenemos que ver esta adicción a sufrir, y a esa adicción a la adrenalina. Muchas personas no se reconocen a sí mismas si no están sufriendo. ¡Es una locura! Así que simplemente, empiecen a observarse.
Porque de eso se trata la vida, una multitud de experiencias, pero la comparación, los juicios, la crítica, todo eso es lo que te hace sufrir. Solo tienes que ser tú, solo sé tú.
Tomando acción desde un lugar amoroso
Cuando estás en tu corazón no hay un deseo de que algo cambie, simplemente estás ahí, y todo en ese espacio es completo. Funcionamos en el mundo, pero tenemos que tener la capacidad de comenzar a encontrar ese espacio interno y de ponernos en acción desde ese espacio.
No hay nada malo con lo externo, no hay nada malo con crear: sea negocio, arte, sea criando, sea haciendo jardinería, sea cocinando, lo que sea, todo es una expresión de tu humanidad, tú descubriéndote a ti mismo. No tiene que ver con lo que estás haciendo, si es bueno o es malo.
Muchas personas espirituales tienen la idea de que las cosas materiales son malas y que ser asceta es algo maravilloso, ¡pero toda la creación es abundante! La naturaleza es abundante, todo florece, todo crece. Dios crea.
Somos ilimitados
Nosotros podemos crear todo, es ilimitado, somos ilimitados, no hay carencia. La carencia viene de la mente, desde el corazón no hay límites. Y cuando estás creando desde el amor, no importa qué estás creando, siempre estás dando. Y cuando estás dando, el universo dice SÍ; cuando te estás aferrando, el universo hace lo mismo.
Ser el amor que quieres ver en el mundo
Y muchas veces somos inmaduros y manipulamos, un comportamiento que viene desde el ego. Al creer que el amor está en lo externo sentimos que tenemos que “competir” por ese amor. Cuando éramos chiquitos aprendimos estos comportamientos, siempre queriendo recibir más amor. Pero a medida que comenzamos a madurar y a soltar nuestro ego, encontramos nuestra divinidad interna, y dejamos de actuar de esa manera, como niños.
Porque cuando somos pequeños nos sentimos desprotegidos. Yo siempre hablo del ego como el cascarón del huevo del águila, que está protegiendo algo que todavía no ha crecido. Pero en algún punto, para poder alcanzar nuestro potencial completo, que es nuestra divinidad, tenemos que romper con ese cascarón, y así poder volar. Y vean sus comportamientos infantiles, vean cómo se lastiman, vean cómo manipulan
el afuera, porque no se sienten lo suficientemente buenos.
Y después pueden ir más allá de eso. La mayor parte de las personas nunca va más allá de eso, viven eternamente como víctimas, sin jamás tomar responsabilidad, sin jamás intentar abrazar su grandeza interna.
Muchas personas comienzan a escuchar a su corazón, y quieren algo más, quieren desafiar la vida y encontrar algo que sea permanente, inamovible, y es ahí cuando deciden transformarse en la conciencia, en el amor.
Te invito a que seas el amor, a que despliegues tus alas en este Nuevo Año.