Escucho la queja, como si el afuera tuviera la culpa, como si algo o alguien fuera responsable de lo que elegís o no elegís hacer. No padezcás tu experiencia, soltá tu rigidez.
Podés disfrutar de tu entorno y al mismo tiempo estar enfocado en vos, solo se trata de permanecer centrado. Podés admirar el paisaje mientras permanecés anclado profundo dentro de vos. Elegí eso en cada momento: elegí ser conciencia, y siendo conciencia, podés disfrutar de todo sin perderte en ello. Mantenete presente con vos.
Si sos rígido para mantener un cierto estado interno, responsabilizando a lo externo por lo que no hacés vos, te estás defendiendo, no estás abierto. En ese lugar hay una ignorancia y hasta una arrogancia, que son solo protección. Y lo verás, es algo fácil de ver, porque en realidad el amor no necesita defenderse, es totalmente vulnerable, aún frente a la injusticia, porque está creando todo para sanar.
Cuando te protegés, no te estás abriendo a recibir. Las cosas que provocan estrés no son racionales, ni siquiera tienen que ser verdad. Es lo que vos considerás falso, injusto, eso es lo que te mueve.
Así, cuando el amor a vos mismo se profundiza y utilizás todo para ser más, tu estima por vos se eleva, estás enfocado en apreciarte, en agradecer, en amar, estás anclado en ese amor internamente y lo compartís.
Y así te sentís más fuerte y más claro, y totalmente real, y te aceptás a vos mismo completamente, porque sos perfecto. El miedo, la inseguridad, la duda, el cuestionamiento y el juicio, todo eso se va, y solo te aceptás a vos mismo exactamente como sos, en lugar de cortar todas esas partes para poder caber en la cajita que tiene todo ordenado, controlado, estructurado.
Solo sé gentil con vos mismo. Y hacé elecciones para vos, no te abandonés. Es la única forma de aumentar la autoestima: poniéndote a vos en primer lugar, amándote a vos primero, y luego experimentarás y podrás dar abundancia de amor.