Una vez más, la vida nos sorprende en este momento, a través de una noticia que nos conmueve con la pérdida y nos lleva a reevaluar. En realidad todos los días somos sacudidos de alguna manera, pero cuando la muerte o la desaparición súbita tocan a la puerta con la pérdida de alguien masivamente querido, amado, apreciado junto a su equipo, junto a sus proyectos que nos identifican con el anhelo de servir a todos, nos mueve mucho más. Estamos en shock con la pérdida de un ser tan querido en todas las casas chilenas a la vez, un ser que es casi un miembro más de todas las familias.

Y por otro lado nosotros, esta gran familia Isha, hemos perdido a una queridísima estudiante, Carolina Gatica, quien estuvo siempre, con su sonrisa y afecto, muy presente tanto aquí en Chile como en Uruguay. Pues sí, la vida es extremadamente cambiante, y lo que en este momento está y tenemos, en el siguiente puede desaparecer.

Pero también la vida es un maravilloso y constante compartir de amor, del encuentro de lo mejor que somos y lo mejor que podemos dar, que es esta abundancia recreándose y siendo compartida en libertad, en amor, en descubrimiento, en evolución interna y externa en cada momento. Y esto es lo que no podemos perder, esto es lo que se hace cada vez más imperioso que cada uno de nosotros encuentre en lo profundo de sí, internamente, en ese lugar desde donde podemos sentir la fortaleza interna que nos apoya, la paz y el amor que nos sostiene y desde donde podemos compartir este mismo sostén con los que nos rodean. Es una presencia que no requiere un hacer, sino ser, ese ser que irradia y emana amor de cada uno enfocado en él.

Cuando estos acontecimientos nos sacuden, nos llaman a enfocarnos en lo que es realmente el ahora, el aquí, en cada momento. La incertidumbre externa nos llama a crear más certidumbre interna: y esto es la certeza y presencia que sólo puede darnos la expansión del amor-conciencia, la expansión de nuestra capacidad de abrazar la vida y dar, sin restricción, de compartir en abundancia lo mejor que tenemos.

Recuerdo hace 8 años atrás mi primer encuentro con Felipe Camiroaga en su programa matinal y nuestra larga conversación sobre halcones, aves que siempre me cautivaron y que desde niña quise tener, y fue él quien me explicó sobre ellos lo suficiente como para dar un paso más que me acercó a tener a Sat, mi halcona, que me fue regalada un par de años más tarde.