La mayor parte de los seres humanos son infelices. Me sorprende cuando estoy con personas que no están enfocadas en la expansión de la conciencia, y uno de los entretenimientos preferidos que tienen es quejarse y culpar al afuera por lo que les sucede. Estas pueden ser personas exitosas, hermosas, famosas, pero siempre hay algo mal que no les está permitiendo ser felices. Porque no importa en realidad lo qué sea que tengas, lo que sí importa es lo que estás siendo en cada momento, lo que estás siendo en tu vida. Y el estar siendo, el ser, tiene que ver con lo interno no con lo externo.
Las personas se quejan, eso es constante, y no importa a dónde uno vaya siempre hay algo mal con el gobierno, algo mal con el medio ambiente, algo mal con el clima, algo mal con la economía. Cuando estuve en Suiza, no podía creerlo, ¡allí se quejaban de la economía! ¡me quedé boquiabierta! y en Australia también, y yo les digo: ¡Ustedes no tienen idea, ni siquiera saben lo que significa ser pobre! ¡increíble! pero es una percepción enfocada en el yo no tengo, en aquello que necesito, en eso que él no quiere hacer, en cómo se comporta mi madre, en lo que ella dijo, en lo que mi novio no hizo, o en el hijo problema, siempre hay algo que falta.
Esta actitud es constante y eso mismo es la dualidad y mi foco se transforma en esa dualidad, y no se ven las cosas hermosas que suceden, no porque ese no es mi foco, no me enfoco en el amor, la alabanza, la gratitud, nooooo…me enfoco en lo que está mal. Y ¿sabés qué? ¡siempre habrá algo mal! y eso está garantizado, ¡es la dualidad!.
En la dualidad siempre tiene que haber algo mal hasta que te transformás en tanto, pero tanto amor que lo único que podés ver es la perfección. Y allí la mente dice: ¡eso es irreal! Pero no, ¡es la verdad! porque el amor percibe solo la unidad dentro de la dualidad, elegí la vibración más elevada, empuja al cambio, no es pasivo ni indiferente, se ocupa de las cosas muy profundamente pero uno no sufre por aquello que percibe como injusto, sino que lo eleva, y es ese el poder del amor. Ese es el poder del amor y cuando te transformás en él, siempre estarás feliz.
Te invito a esta semana, a por lo menos 3 o más veces al día enfocarte en lo que está lindo, apreciar las cosas pequeñas, agradecer por todas las cosas que van saliendo bien, y por las que no van saliendo bien también agradecer que te da la oportunidad de aprender y cambiar, anótalas, y vas a ver como la lista irá creciendo, como un velo comenzará a caer de tus ojos, cómo tu percepción cambiar y te permite recibir eso. Hasta, con el paso de los días sentirás el amor que crece detrás del agradecimiento, porque sí, porque es tu sentir. Probá esto y me contás.