Con un mundo en conflictos raciales, crisis económica y un virus que lo azota sin tregua, la gurú australiana propone otro tipo de pandemia: la del amor.

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Isha Judd

Por primera vez, el 4 y 5 de julio, Isha enseñará su Sistema online, en vivo, a todo el mundo. En esta nota expone sus enseñanzas para la pandemia y nos cuenta sobre su vida.

Isha Judd nació y creció en Melbourne, Australia. Se crió dentro de una familia de mente muy abierta, con una madre asaz académica y un padre bastante práctico, una abuela demasiado nutritiva, y un hermano mayor. “Tuve una crianza demasiado ligada a la naturaleza, y era lo único que me interesaba profundamente. Crecí entre animales, con muchos convivía cuando iba al campo, y siempre encontraba en mis caminatas de aventuras infantiles animales lastimados, perdidos, y los curaba, los adoptaba”, recuerda.

La hoy maestra de espiritualidad cuenta que, de pequeña, quería ser como Tarzán y vivir entre animales en la jungla. Más tarde su pasión se fue enfocando en los caballos. A los 4 años, sus padres le contaron que era adoptada; aquello fue un rudo golpe y en alguna medida la aisló de los humanos e hizo que se uniera más aún a los animales.

Confiesa que, a pesar de haber recibido una educación religiosa en la escuela, lo fuerte en ella siempre fue la comunión y comprensión de la naturaleza: “A los humanos no los entendía ni me gustaban: discutían a menudo y se hacían cosas sin sentido el uno al otro. En cambio, en la naturaleza todo era armonía, belleza”.

Isha en Latinoamérica

Hace 20 años llegó a Venezuela, y afirma que aquello que tenía para entregar fue tan bienvenido que un seminario siguió al otro y al otro y nunca más paró. “Mi equipo de maestros y yo, con quienes formamos una pequeña comunidad, estamos instalados en Uruguay hace 14 años, donde tenemos un Centro de Retiros frente al mar. Tenemos otro en Manzanillo, México, y en ambos recibimos a personas del mundo entero que vienen a sanar, a autoconocerse y a aprender a amarse”, cuenta y añade que los libros principales que ha publicado, ¿Por qué caminar si puedes volar? y Vivir para volar, constituyen la guía principal en la que se expone el abc del Sistema Isha: qué practicar, cómo practicarlo, dudas, preguntas, inspiración. También tiene otros libros y películas con los que invita a ir profundizando y avanzando en este camino.

Viaje espiritual

El detonante para su entrega comprometida a encontrar el cambio interno fue que se cansó de sufrir: “El miedo que yo tenía de ser abandonada era abismante, y yo lo quería cortar de raíz. Era lo que me torturaba internamente. Llegó un momento en que el Universo me quitó toda mi seguridad emocional y también la económica. Murieron las personas que habían sido mi apoyo afectivo: en seis meses perdí a seis personas cercanas”, dice.

A esto se sumó una tremenda crisis financiera en Australia y lo perdió todo: sus inversiones, propiedades, dinero. “Yo me dedicaba a entrenar caballos de carrera y, a raíz de esa crisis, ese rubro pasó a ser industria de lujo, y tal es así que me quedé sin trabajo. No teniendo afuera nada que me sostuviera, mi única alternativa era ir hacia adentro, y ese fue mi primer gran paso: tenía que tomar total responsabilidad de mí y de lo que creaba en mi vida”, pues se sentía abandonada.

Después de un año de gran duelo y profundidad, y de surgir muy renovada en muchos sentidos, comenzó a afrontar toda situación como una gran enseñanza y a prestar atención de una manera nueva. Volvió a emerger en ella aquella espiritualidad innata que tenía de niña y que había dejado de lado para transformarse en yupi en los años 80, muy enfocada en hacer dinero, recuerda.

Luego de tocar fondo volvió paulatina y naturalmente a la fuente y exploró muchas prácticas alternativas de búsqueda interior y creó el sistema a través de su propia experiencia.

Silencio interno

Isha habla del silencio interno que anhelan todos los corazones. Aquel en el cual se encuentra la paz que tanto se busca, “y solo se trata de aprender a cultivarlo”.

“Cuando somos niños esto es para nosotros totalmente natural, podemos jugar con algo por horas, simplemente siendo. Pero lamentablemente no nos enseñan a mantenerlo”, dice. Y es en ese silencio que vibramos en amor, paz, plenitud, en la dicha misma de nuestro ser interno.

“Aquellos que van a la iglesia puede que lo hayan sentido en ciertos momentos, quienes hacen prácticas espirituales o deportes extremos, tal vez también. Utilizando el método que enseño, aprendemos a cultivar ese lugar de silencio y a mantenerlo constantemente, formando parte de nuestra vida”, explica.

Así surgió el Sistema Isha, que consiste en una práctica muy natural, en la cual se utiliza la mente para salir del automático negativo en el que normalmente está y desde donde se nos condiciona a densas formas de sentir. “Con esta práctica vamos reemplazando esos pensamientos por otros, las llamadas facetas, que vibran energéticamente en una frecuencia alta, y nos van llevando a sentir la energía del amor y la expanden”. Por su influencia energética, estos pensamientos van limpiando lo viejo, lo denso y el estrés que está grabado desde el pasado, y –por el contrario– van aumentando la experiencia de amor, de paz y de alegría, en la vivencia del momento presente.

Isha asegura que nos empezamos a sentir no solo emocional, sino físicamente mal cuando nos dedicamos a pensar en forma constante en algo negativo; en cambio, si pensamos algo que vibra en una energía elevada y positiva, esto se refleja en lo espiritual y en lo físico, y todo se tiñe de un positivismo que conduce a un cambio profundo con pensamientos especiales y frases llenas de amor y agradecimiento.

Esperanza frente al covid-19

El covid-19 nos ha conectado en un principio con mucho miedo, pero la gurú propone compensar esta pandemia con una que es mayor, y esa es la pandemia del amor.

Habla de un virus que tampoco tiene fronteras, que es natural a todos los humanos y que nos permitirá aprovechar la gran oportunidad que está teniendo la humanidad. Incluso, esta situación nos ha llevado a algunos a compartir más con la familia y con los seres cercanos, mientras que a otros, a su propia soledad.

Antes uno salía y se divertía. “La situación ahora nos lleva a estar con nosotros mismos durante más tiempo. Y aparecen aspectos no vistos: nos está invitando a contrarrestar ese miedo que se ha generado, integrando otros aspectos de desarrollo personal o, tal vez, haciendo y creando lo que nunca se nos hubiera ocurrido hacer o crear antes”.

“No sabemos cómo será en el futuro. Tenemos que prepararnos para revisar ideas, para cultivar nuevos valores, ver lo que claramente ya no sirve, ver que somos iguales, todos, alrededor del mundo, que podemos tender una mano y más, que podemos decidir como individuos lo mejor para nosotros mismos y para el resto también. Este ‘yo te cuido, tú me cuidas’ que estamos aprendiendo, transformará nuestra forma de vida”.

La naturaleza –observa– ha mostrado cómo, al dejarla tranquila por un tiempo, va volviendo a su estado natural, cómo rápidamente el aire se limpia al parar la circulación de tanto automóvil. “Todo esto nos lleva a plantearnos muy buenos puntos a reevaluar. Y es aquí donde cada ser humano puede comenzar a apreciar y a agradecer lo que tiene. Y es así cómo el amor crece internamente, está en la naturaleza misma del ser. Y la práctica que yo enseño ayuda a cultivar eso, además de erradicar los niveles de estrés del organismo”.