Tenemos comportamientos autodestructivos, y lo primero que tenemos que hacer es reconocerlo, para lo cual necesitamos estar muy presentes, muy anclados en nosotros. Y una vez que estamos anclados en nosotros, podemos comenzar a atestiguar nuestros propios comportamientos.

Somos tan robóticos, tan reactivos, que seguimos repitiendo las mismas cosas, la misma programación, y no nos damos cuenta que es un hábito destructivo, porque es tan habitual que ni siquiera pensamos. Somos autómatas haciéndolo, eso somos.

Pero cuando comenzamos a encontrar la conciencia, cuando comenzamos a dejar ir los miedos – porque todos los comportamientos destructivos vienen del miedo, todos – cuando empezamos a anclarnos en el amor, comenzamos a ver: “¡Ah! Yo hago esto para protegerme”. “¡Ah! Yo hago esto para no comprometerme.” “¡Ah! Yo hago esto en caso de desilusionarme.” “¡Ah! No me comprometo un 100%.” “No estoy abierto a dar amor”. “No estoy abierto a recibir amor. “

Y entonces comienzas a ver esos aspectos y son muy destructivos. Creemos que estamos protegiéndonos: “Todo está bajo control, todo esta ok, todo va a mi manera”. ¿Pero la vida acaso es así? No. El universo te empieza a tirar con bombas: “¡Aha! ¿Tú pensabas que tenías el control?”.

Busca el fluir, ábrete a recibir el amor, ábrete a confiar. Estas son las acciones del amor. Y luego los comportamientos destructivos van a parar.

A veces nos apegamos a quienes no nos quieren o a quienes nos hacen daño – creyendo en el fondo que no merecemos el amor – y así, comenzamos una relación con alguien que pueda confirmar esa idea, obsesionados con obtener el amor donde no lo vamos a encontrar. Esa es nuestra adicción a sufrir, y el apego a ese espejo del afuera que me sigue mostrando el «no merezco» y el «nada hago bien».

Y puedes cambiar ese espejo las veces que quieras (cambiar de pareja, de amigos, de lugares) pero mientras no cambies internamente, el reflejo será el mismo. Cuando decidas dejar de sufrir y vibrar en el amor hacia ti mismo, a decir “merezco”, y sentirlo, a apreciarte por los pasitos que das en tu crecimiento y tu cambio, el espejo comenzará a reflejar el brillo que emana vibrante de tu sonrisa interior y de tu mirada. Empezamos así a descubrir un sentimiento real.

A veces los miedos y las fobias no nos dejan avanzar, nos anquilosan sufriendo en el mismo lugar, y sentimos que no se puede ir más allá. Pero los miedos pueden ser transformados, son sólo grabaciones que nos hacen percibir de cierta manera. Son una ilusión, una gran línea que te grita «¡NO, más allá de aquí NOOOOO, algo terrible puede suceder!».

Pero la evolución es cambio permanente y la vida es un SI al cambio. Cuando desafías ese miedo, éste comienza a disolverse, entrando en una vibración más elevada de energía: la vibración del amor. Y así, cuando esa memoria grabada se disuelve, todo se convierte en esa vibración elevada y todo te lleva a descubrir lo que es real.

Articulo original tomado de Estrella Valpo