Es impresionante para mí ver cómo la carencia en realidad no tiene nada que ver con lo externo.

Es claramente una percepción interna que nos dice: “No hay suficiente”, “nunca habrá suficiente”, “tengo que proteger lo que es mío” y siempre esa acción está activada por protección, que está creando el que yo sea mas pequeño.

Siempre esa acción de acaparar o guardar con protección crea menos, y tú tienes que ver ese aspecto que tiende a enfocarse en la falta, en la carencia.

¿Y qué es lo que viene con eso? Siempre le acompaña la queja:
“¡No es suficiente amor el que me das!”
“¡No hay suficiente dinero, o no hay suficiente de algo más que quieres!”
“¡No hay suficiente belleza!”
“¡No hay suficientes oportunidades!”

Esto es de nunca acabar. Si te quejas por lo que falta, crece, crece y crece.

Pero ¿qué sucede si uno está apreciando, qué sucede entonces? La energía cambia y va en la otra dirección.

Justamente esta mañana estaba hablando con uno de mis asistentes y le decía:
“Apreciá a quienes trabajan con vos, apreciá, y de ese modo estás eligiendo un comportamiento abundante. Luego verás cómo te transformás en eso justamente, porque vas a inspirar a los otros desde ese lugar de abundancia. Pero para eso, primero tenés que transformarte vos en esa abundancia”.