Tú creas todo en cada momento y tu corazón sabe todo. Entonces, si tú confías en tu corazón, confías en tu intuición.

¿De dónde viene la intuición?

La intuición simplemente viene, es el lenguaje de la omnisciencia. Yo confío en mí misma totalmente, absolutamente, y no tengo dudas sobre lo que digo.  Mi claridad es mi intuición, porque viene del corazón, o sea, de mi omnisciencia.

Tener claridad

Cuando comenzamos a hacer este proceso de crecimiento interno percibimos todo a través de una ventana que no está muy limpia. Entonces, a medida que avanzamos, comenzamos a expresar lo que sentimos, a conectarnos con nuestras emociones, y así vamos soltando esa suciedad que está pegada a la ventana, hasta que queda tan limpia, que hay absoluta claridad en lo que percibimos.

La fuerza de la conciencia 

Entonces, al principio, necesitamos confiar en la intuición, en nuestros corazones, y hablar nuestra propia verdad. Lo importante es estar dispuestos a ser humanos, vulnerables, atravesar los miedos, como el de “no recibir la aprobación del afuera” por ejemplo. Y el músculo, que es la conciencia, comienza a desarrollarse con tal fuerza – porque es ya amor incondicional – que no hay nada que sea más fuerte que eso.

Sabiduría interna

Entonces la intuición es omnisciencia, es el saber de la creación, tu creación. Y la omnisciencia es conciencia, viene del corazón, y viene sin pensamientos. Cuando yo hablo, lo hago desde la verdad que surge, no pienso, viene desde adentro. Todos somos omniscientes, y una vez que removemos la basura que la cubre – el estrés – nuestra sabiduría interna aparece.

Por ejemplo, cuando alguien está en niveles de conciencia muy altos, yo lo escucho, porque comienza a hablar la verdad, comienza a hablar desde el corazón, y la percepción que yo estoy compartiendo con ustedes se convierte en la suya.

La conciencia no viene del intelecto, vas a sentir la diferencia. Hay muchas personas con una serie de ideas que citan a maestros, pero hablan desde la cabeza, sus palabras no tienen energía detrás.

 Si alguien habla desde su cabeza, yo no escucho nada, porque no resuena en mi corazón, no tiene esa energía. Es muy fácil percibir cuándo la gente no está siendo real, porque a medida que tu conciencia se expande, te vas dando cuenta cada vez más claramente si está hablando desde su corazón o desde su cabeza. Es muy obvio.

La cabeza y el corazón

La conciencia mueve al corazón, sus palabras plantan semillas en él, porque el corazón sabe. La cabeza no, te engaña y te aleja del verdadero saber cuando intenta entender. Y es eso lo que te mantiene fuera del momento presente y obsesivamente atascado en tu cabeza.

Cuando comienzas a obsesionarte por algo, date cuenta de que el intelecto te está llevando lejos de ti mismo, y eso puede ser para evitar sentir una emoción, o para evitar una expansión inminente, que es lo que la cabeza detesta.

Atestiguar el intelecto

Cuando comienzas a entrar en niveles de conciencia más elevados el intelecto pelea, porque el mantenerte en la dualidad, es su labor.  Cuando estabilizamos un cierto nivel de conciencia comenzamos a atestiguar al intelecto, y eso desactiva su mecanismo de control.

Entonces
la conciencia atestigua,
mientras las obsesiones de la mente
se disuelven
en las interminables
llanuras
del ser.