Creemos que una conciencia elevada es para gente «especial», que está más allá de nuestra capacidad humana, que es para Buda o Jesús. Pero, ¿y si Buda y Jesús hubiesen estado demostrando un potencial muy real, algo que es alcanzable para todos los seres humanos? La experiencia del amor en todo es una realidad, pero nosotros la hemos olvidado. A medida que expandes tu conciencia, verás que tu corazón está continuamente anhelando más y más amor-conciencia.

Una conciencia elevada nunca transige con su propia grandeza. Y esto no es desde un lugar arrogante. Cuando estás en un alto estado de conciencia sólo eres real, no te escondes tras una máscara de falsa modestia. No transiges con tu verdad jugando a la pequeñez para que los otros no se sientan mal.

Arrogancia es el abandono de uno mismo, es Dios jugando a la pequeñez, es Dios siendo víctima y no tomando responsabilidad de sus creaciones. Arrogancia es que las más magníficas criaturas del planeta estén destruyéndose sin tregua. Es la adopción de las máscaras en forma de juicios, opiniones políticas y religiosas y falsa piedad. Arrogancia son los humanos condenándose los unos a los otros por su color, religión o sexualidad.

La conciencia es el amor a uno mismo, no tiene nada que ver con la arrogancia. Se nos ha enseñado que amarnos a nosotros mismos es egoísmo, pero si no experimentamos el amor incondicional por nosotros, no podemos dar eso al resto de la humanidad.

A menudo pensamos que el elevar nuestra conciencia nos llevará a un estado de cero emocionalidad, y no es así. Cuando la conciencia se expande sentimos cada emoción plenamente, tal como la siente un niño. Un estado elevado de conciencia no es un estado de desconexión de la realidad, por el contrario, estás más anclado que nunca en la vida.

Cuando trasciendes los miedos de la mente, abrazas la vida con libertad y alegría. Te vuelves mas presente, no menos. Si quieres tener una vida dichosa, es imposible no unir lo cotidiano con lo espiritual. Lo material y la conciencia son en realidad dos lados de una misma moneda. ¿Estoy siendo productivo? ¿Estoy dando? ¿Estoy siendo consciente? Ésas son las preguntas. ¿En cada momento estoy presente eligiendo lo que voy hacer siendo amoroso, feliz? Tiene que haber espiritualidad en medio del trabajo. Tenemos que tener conciencia en las escuelas. ¿Qué estoy siendo? ¿Estoy siendo conciencia? ¿Estoy siendo consciente del medio ambiente? ¿Estoy siendo consciente de los otros? No se trata de irse a meditar a las montañas, la conciencia es en cada momento. ¿Estoy dando lo mejor de mí? ¿Estoy dejando ir mi estrés o me lo estoy llevando a casa? ¿Qué estoy siendo? Mis maestros y yo manejamos los centros Isha y mis maestros viven en el momento, dan, aman, son dichosos, son excelentes, están disfrutando lo que hacen. Estamos todos unidos y dando lo mejor en cada momento y es así como la vida tendría que ser, tanto en las empresas grandes, en las escuelas, en las calles, en el hogar, en el mundo.

Articulo original tomado de Estrella Valpo