A veces sucede que nos damos por vencidos antes de ni siquiera intentar algo, y nos sentimos cansados y sin motivación. Y eso es porque no estamos en el momento presente, porque tenemos demasiadas expectativas, y porque pensamos que no vamos a lograr aquello que queremos.

Cuando las cosas no van como queremos o como lo tenemos planeado

Entonces nos desanimamos, nos deprimimos, no creemos en nosotros, no tenemos energía, y se trata siempre de lo mismo: no estamos enfocados en la conciencia, estamos enfocados en qué es lo que está mal con nosotros.

¿Queremos sentirnos diferentes?

¡Tenemos que cambiar nuestro foco! Es muy interesante ver cómo algunas personas son naturalmente positivas y simplemente disfrutan de todo, en cambio, otras están siempre quejándose, son negativas, no creen en nada. Pero en fin, si tú eres una de esas personas, siempre puedes cambiar tu actitud, siempre. ¿Y cómo puedes hacer ese cambio?

En primer lugar, hay que liberar toda la basura que está allí: todo el resentimiento, todas las desilusiones, todos los rencores, porque cargamos con eso. Y una vez que comenzamos a liberarlo, nuestra vibración natural será la pasión, la dicha, que están ahí, como cuando eras niño.
El asunto es que a medida que vamos siendo adultos nos vamos desilusionando: “¿Y ahora qué? Ya probé eso antes y no funcionó»… “Mi marido me dejó hace diez años y ahora perdí mi juventud”, etc. Tenemos todas estas razones para no ser felices, pero en realidad, es una percepción mental.

¿Cómo seguimos adelante a pesar de todo?

Tenemos que liberar toda esa basura, esas emociones que no nos hemos permitido nunca sentir, y luego nos ponemos en acción. ¿Y qué sucede cuando nos ponemos en acción con dicha? No se trata del objetivo, se trata de aquello que uno va siendo en cada momento, aquello que uno descubre de sí mismo, el cómo va evolucionando, el cómo va aprendiendo, el cómo va experimentando todo.

Todo comienza a fluir

Vienen nuevas aventuras, nuevas puertas, y otras puertas que nunca hemos abierto se abren. ¿Por qué no las hemos abierto? ¡Porque estamos tan apegados a las viejas puertas! Pero así es como uno cambia: suelta todo, deja ir todo, y comienza a decir que sí. Nuestra felicidad y nuestra dicha dependen de cómo estamos siendo y de aquello que estamos dando, eso es lo más importante; y estamos aquí para ser el amor, para evolucionar, para ser lo mejor de cada uno y dar eso.

Atravesando dificultades

Y sí, todo el mundo atraviesa lugares, momentos en los que nada tiene sentido. Esa desilusión, ese anhelo de algo… Pero es justamente ahí cuando uno empieza a descubrirse, a descubrir al ser verdadero. Algunas personas tienen grandes talentos y se dedican a aquello que los apasiona, pero no necesariamente significa que esas personas sean felices. Porque hasta que no seas feliz internamente, nada te va a traer felicidad permanente. Una vez que eres feliz contigo mismo, puedes disfrutar absolutamente de todo.

Nuestra misión en la vida

Entonces, si hay alguna misión, tu misión es estar en paz, ser el amor, dar ese amor, poner ese amor en lo que sea que estés haciendo en cada momento, y esto es lo que te completará: puedes ser una mamá, puedes ser un empresario, un músico, un jardinero…

El cómo estás siendo,
define el cómo eres.
Sé lo mejor de ti mismo
en cada momento.

Isha Judd