El amor es a lo que más le tememos, de lo cual desconfiamos más que nada. El amor incondicional no puede ser controlado ni manipulado, porque no depende de una determinada respuesta. No tiene condiciones. Esto produce miedo, perder el control causa miedo.

Las limitaciones son lugares de comodidad

Yo sirvo de espejo a las personas donde ven reflejados aspectos de ellos mismos que no quieren abrazar, o que no aceptan, lugares donde están siendo pequeños, limitados, o se están abandonando a ellos mismos. Estas limitaciones son lugares de comodidad, así que cuando les reflejo estas cosas, se asustan. En realidad las personas no quieren verse a sí mismas como son, les gusta quedarse atrapadas en la limitación y la ilusión.

Comencé a alejar el amor

Yo era muy niña cuando mi madre me dijo que yo era adoptada. La noticia me hizo entrar en pánico, y algo dentro de mí se congeló. El choque de la situación fue tal, que generó una respuesta física automática: comencé a protegerme del amor. Decidí que no podía confiar en nadie, porque la gente que me amaba, me mentía. Y comencé a esperar eso de cualquiera que me demostrara afecto, rechazando a todo el que se me acercara demasiado.

Hasta ese momento yo siempre había sido una niña muy afectuosa e inocente. Pero después comencé a evitar todo contacto físico. Me sentía incómoda cuando alguien trataba de abrazarme, odiaba que me tocaran de cualquier manera.

Confiaba en el amor de los animales

Para escapar de eso me creé mundos fantasiosos donde me perdía por horas, rodeada por el vasto mundo animal de mi imaginación. Ahí, los animales me hablaban, ellos eran los únicos en cuyo amor realmente confiaba. Desprovisto de seres humanos, ese mundo se convirtió en mi lugar favorito. Andaba sola por horas en las afueras de la ciudad en busca de mis amigos animales, a menudo escapando durante la noche, en la aventura de encontrar otro mundo.

Abandono y desilusión

Aunque las circunstancias pueden diferir, todos hemos atravesado este choque inicial de abandono y desilusión en nuestras vidas.  Este choque crea el sentimiento de separación, para que podamos tener esta experiencia humana. Luego, cuando maduramos, nos encontramos frecuentemente escogiendo relaciones que crean las mismas respuestas. Es como si estuviéramos procurando probar eternamente que realmente no merecemos amor, que no somos lo suficientemente buenos para recibirlo.

Una pareja en quien realmente puedas confiar, que te apoya y ama incondicionalmente, sería la primera persona que rechazarías. Te sentirías más atraído por alguien que estuviera fuera de tu alcance, alguien en quien nunca pudieras confiar, que no estuviera abierto a recibir tu amor y que fuera incapaz de amarte. ¿Te suena familiar? Siempre fue mi experiencia.

Camino a casa, de vuelta al amor

Cuando regresamos al amor, a nosotros mismos, nos tornamos más abiertos a ser amados. Luego, finalmente, podemos soltar esas respuestas debilitantes y de autoabandono que tan a menudo han controlado nuestras vidas.