Vivir en el mundo sin ser del mundo es un llamado a uno mismo, a ser todo lo que uno realmente es, sin perderse en el mundo, dándole al mundo.
¿Pero qué es lo que hemos hecho? Hemos esperado del mundo, hemos tomado del mundo, afectando todo nuestro entorno. El ecosistema natural nos muestra su elevado grado de polución, como resultado de haber tenido durante tanto tiempo esta actitud de usarlo, de tomar de él, de usufructuar.
Tenemos que ser el amor dentro de la ilusión de lo temporal. Lo ilusorio es lo que cambia y “ser el amor” es una línea permanente por la que uno fluye y que es naturalmente abundante: mientras más se da, más se recibe. De este modo actúas desde un lugar totalmente claro y consciente. De lo contrario, estás a merced de lo caótico.
Y es por esto que una de las formas clásicas de victimización es sufrir por lo que no podemos tener. Nos hemos hecho expertos en encontrar lo que falta, pero además, enfocamos toda nuestra energía en ello; y ésto, permítanme decirles, es un método infalible para drenar de la vida toda la felicidad.
Cuando la decepción por lo que no se puede tener se convierte en algo constante, obsesivo, opaca la magia y las oportunidades que se nos presentan en cada momento. No las podemos ver, no las podemos apreciar.

Lo mismo sucede con cualquier hecho en la vida que sintamos que nos falta completar, culpando de nuestra insatisfacción a algo en el afuera, algo que no podemos cambiar. Y es así como renunciamos a nuestra capacidad de encontrar la alegría en todas las cosas maravillosas que la existencia nos trae.
Yo repetí esto muchas veces en mi vida, hasta que finalmente entendí que mi seguridad no podía basarse en lo externo, que tenía que cultivar una experiencia interna de amor-conciencia y encontrar la estabilidad dentro de mí. Así que, finalmente, fue mi sufrimiento el que me llevó a transformar estos aspectos en una nueva percepción de vida. Y cuando finalmente me cansé de sufrir, entonces tomé una nueva decisión.
Cuando acepté esa parte necesitada de mí misma, pude aceptar eso en quienes me rodeaban también. Al abrazar nuestra propia humanidad, podemos encontrar la belleza en todos los aspectos de la expresión humana.
También podemos ver los extremos del auto-rechazo jugando un rol importante en el escenario mundial. En ocasiones el miedo es tan grande que conduce a la violencia, en otras se mata por miedo a perder a los seres queridos. Sin embargo, si aprendemos a abrazar todos los aspectos de nosotros mismos, nuestro sufrimiento y violencia se disuelven en la frecuencia del amor.
Mi invitación es a que descubras y realices lo ilimitado dentro de ti. Di que sí a tu ser interior. Amate a ti mismo, abrázate en el amor incondicional y el mundo también lo hará. Enfócate en el ideal más elevado de lo que quieres ser y permite que el amor se desborde desde allí, llenando todos los aspectos de tu existencia humana y compartiéndolos en abundancia. ¡Tu auto-realización estará en el mundo, brillando!
Articulo original tomado de Estrella Valpo