El amor es la fuerza más grande que existe, es lo único que existe, aunque lo experimentemos en un nivel tan mínimo. A medida que comienza a expandirse, lo abarca todo, hasta que anula completamente la experiencia de separación y sufrimiento.

El sufrimiento no tiene nada que ver con el amor. El amor no sabe lo que es el sufrimiento. El amor es una dicha y una paz subyacentes que están presentes en todo. El verdadero amor se rinde en cada momento, dice sí a lo que es. Su naturaleza es dar, y encuentra una dicha infinita en su naturaleza. Y da sin expectativas ni resentimientos, porque el amor verdadero, el amor incondicional, sabe que cuando se da a otros, se está dando a si mismo.

No hay  un lugar donde yo no pueda encontrar amor. Es lo único que existe,  es la grandeza de quienes verdaderamente somos. Es todo. Ésta es la libertad que experimentamos con el despertar del amor-conciencia. Cuando nos amamos incondicionalmente, percibimos nuestra inmortalidad y nuestra iluminación. Empezamos a amar a todos y todo lo que nos rodea incondicionalmente. En medio del amor incondicional, la verdadera compasión nace.

Y este amor nos lleva en forma natural a confiar. Es muy fácil no confiar,  así la puerta esta cerrada.  ¿Y qué sucede cuando una puerta esta cerrada?  La luz no puede entrar,  el amor no puede entrar,  nada puede entrar.  Si tú mantienes todo cerrado crees que estás protegido, pero sólo te estás protegiendo a ti  mismo de que algo entre.  Y tenemos miedo de que sea algo malo lo que entre, pero no lo es.  No lo es.  Es sólo una experiencia nueva.

Así que tienes que confiar.  A medida que vas expandiendo la conciencia, –  y ésta es la belleza de la conciencia además, porque las personas tienen un miedo enorme al cambio  – una vez que comienzas a cultivar esa experiencia interna de conciencia, tú quieres cambiar.  Tienes como una sed por el cambio y te sientes valiente.  Y a medida que la conciencia se va expandiendo, tu fe se expande, porque esa es tu divinidad interior, ese es tu amor, esa es tu conexión.   Así que empiezas a confiar y empiezas a sentirte poderoso y empiezas a confrontar los miedos y a ver que los miedos son una ilusión y luego empiezas a correr y después a volar.

Ésa es mi experiencia.  De verdad yo solté todo. Me trasladé a la otra punta del mundo y miren lo que sucedió.  ¿Quién se hubiera imaginado, a través de la expansión de mi propia conciencia, lo que yo sería  capaz de crear?  ¿Quién hubiera imaginado que yo viviría con la gente más increíble y maravillosa del planeta tierra y que la gente más increíble viniera  a visitarnos? ¿Quién se hubiera imaginado esto?  ¡Yo entrenaba caballos!

Ahora dedico mi vida a la elevación de la conciencia, pero lo hago desde la experiencia de la perfección. Ya no percibo las cosas como malas ni como una razón para sufrir. Estoy enfocada en elevar nuestra calidad de vida en cada momento, pero lo hago desde un espacio de dicha, no desde un lugar de lástima. Y encuentro el amor en todo.

Articulo original tomado de Estrella Valpo