¿Qué es esto? Si el cómo hacerlo no te suena familiar o conocido, te espera por delante una gran aventura por descubrir. Los adultos aprendemos a enfocarnos en crecer materialmente; de crecer físicamente ya se ocupa la naturaleza y la vida, y de crecer emocionalmente, muchos se ocupan recorriendo caminos de auto-conocimiento, terapias, etc., ya que muy a menudo quedamos fijados en acontecimientos o formas de sentir pasadas que no cooperan con nuestra vida adulta.

Ahora bien, el crecimiento en áreas que tienen que ver con el sentir profundo, tanto de valores, de integridad, como de transparencia, con la fuerza que late dentro de cada uno, nos puede guiar a ser lo mejor que como seres humanos podamos ser y a realizar nuestros anhelos más elevados, visualizando metas que aporten al bien general, al cultivo de lo sensible, del amor conciencia, de aquello que, aunque lo llames de otra manera, es nuestra esencia, es lo que nos une.

Todos nos quejamos de la corrupción como si fuera algo externo, pero esas son consecuencias de decisiones tomadas por seres humanos cuyos valores y ética están enfocados en tomar de los otros, no en dar. Enfocados en el miedo a no tener, no en la confianza de lo mejor que la vida nos está trayendo a todos en cada momento. Vale preguntarse: ¿En qué área uno está tomando, o tal vez esté dando, pero con el acento puesto en qué recibirá a cambio? ¿Cuán presentes estamos compartiendo esos aspectos en los que ni la escuela ni lo externo se pueden ocupar? Ya que básicamente los hijos crecen grabando todo lo que los mayores hacemos, y en su vida de adultos seguramente nos van a imitar.

Entonces, ¿estamos siendo muestra de verdad, de integridad, de lo mejor que como seres humanos podemos ser en este momento?

Generalmente damos por sentado el tiempo que pasamos juntos, ya sea con la familia, la pareja o los amigos. Entramos en la inercia, en la monotonía, y no compartimos suficiente calidad de momentos que permitan hacer crecer el amor, la armonía. Si uno está insatisfecho consigo mismo o con su vida, posiblemente esté tratando de que sea el otro, su compañero de camino, su pareja, sus hijos o quien sea, los que le den ese amor o esa felicidad que siente que le falta. Es muy posible también que eso se agote, que la relación se gaste y el tiempo se pierda en quejas y reproches en lugar de en apreciación y gratitud, que son los que riegan el amor y lo hacen crecer muy rápido, fortaleciendo la unidad.

Tal vez me dirás que no tuviste las oportunidades para crecer, o para ser así, pero no hay nada que sea fijo o establecido. Eso es lo más maravilloso de la vida, que siempre es posible cambiar. Y ese es el poder que como seres humanos tenemos: decidir libremente quiénes queremos ser, y serlo. Entonces, ¿qué tal si nos enfocamos por ese lado y comenzamos a descubrirnos?

En el próximo encuentro agregaremos a este ejercicio de crecimiento personal, el cómo utilizar más profundamente nuestra interacción con los más cercanos. Feliz aventura y ya me contarán.

Entonces, para profundizar y crecer juntos con mayor efectividad en nuestra calidad de vida, necesitamos aprender a transformarnos a medida que compartimos con los seres que nos rodean. Generalmente este compartir se transforma en pequeñas batallas. Hay tantas cosas de los otros que no nos gustan que los vamos rechazando, alejando, negando. Pero esto no parará hasta que no nos demos cuenta que somos nosotros lo que tenemos que cambiar internamente. Entonces ¿cómo podemos usar lo que no nos gusta para crecer?

Los más cercanos afectivamente, ya sea tu familia primaria o la que has creado, son tus espejos. En el caso de tu pareja, es una de las cosas más grandiosas que puedes tener siempre. Y ser dos unidades individuales que toman responsabilidad por amarse cada uno a sí mismo, más el estar empujando al otro en su grandeza, apoyándolo a que sea, como ser humano, la cualidad más elevada de ser, desarrollando su potencial, abrazando la conciencia humana completa, es algo maravilloso.

Una relación grandiosa es aquella en la que cada uno toma responsabilidad por sí mismo, donde cada uno empuja al otro a ir más allá de sus limitaciones y a ser, cada vez más, la expresión de su perfección.

Desafortunadamente, a menudo en las relaciones jugamos a ser menos, a sentirnos inseguros y en el rol de “no me dejes”, de co-dependencia, y eso hay que romperlo ya, pues no es amor. Esa jugarreta de “sé menos para yo sentirme seguro”, ya no va, jamás nos dará la felicidad ni el amor que queremos alcanzar.

Tienen que ser mutuamente vulnerables, abiertos, escucharse, buscar apoyo, y tienen que abrirse a ver y a recibir. Es entonces que crecerán increíblemente, y eso, es un regalo.

Y para aquellos que no están en pareja, que no están en una situación de intimidad o cercanía, seguro que tienen a muchos a su alrededor, ya sea en la familia, o entre los amigos o compañeros, que les hacen sentir cosas, que les dicen algo y es como si fuera a abrirse una caja de Pandora, porque no saben qué podrá salir de allí. Son a esas personas a las que más tenemos que escuchar, son los que están poniendo la presión en lo que está listo para abrirse, para que lo puedas ver, para que lo sientas, para que muevas la carga emocional y la dejes ir. Ese es un lugar que no te deja simplemente ser, que es como una auto-tortura, o una voz de permanente de auto-sabotaje. No te esfuerces en analizarlo aún. Vamos a enfocarnos en amar ese lugar, en reconocer y abrazar lo que no conoces, en estar abierto a que eso se transforme frente a tus ojos y te renueve en tu ser. Sin pelear, sin decir no, con un sí invitante de tu intelecto a tu corazón, con los brazos abiertos para abrazar tu grandeza.

Si somos capaces de hacer esto con nosotros mismos, no será nada difícil compartir, contener, apoyar y dar a los demás. Y en una sociedad, en un mundo donde la lista de los que necesitan crece, qué mejor que entrenarnos a ser lo mejor que podamos ser, y ver cómo, al estar vacíos y limpios de lo viejo, se abre en nuestro interior el potencial total. Y esto se reflejará a tu alrededor, se verá en tu acción, en tus relaciones, en tu creatividad. Esto afectará positivamente a todo lo que te rodea, desde tu casa, tu familia, tu barrio y tu ciudad.

¿Y qué resulta de muchos provocando esta transformación interior que se dispara y multiplica de tal manera y a tal velocidad? La consecuencia son relaciones amorosas de verdad, corazones sensibles y abiertos que no tienen miedo a que les quiten algo, pues están fluyendo desde la fuente y sólo pueden dar. Y no tardaremos mucho en crear el mundo que soñamos habitar, no tardaremos mucho en ser seres humanos guiados con el corazón y con un intelecto a su servicio, en lugar de agendas limitadas enfocadas en la carencia y en lo irreal.

Pero el primer paso es hacia adentro, hacia ti, con el otro allí donde estás. Cultivando el sentir, con sensibilidad, respondiendo con honestidad y verdad, sin juzgar, siendo real. Vale la invitación para intentarlo, ¿si? Y luego me cuentas.

Artículo publicado en emol.com, Chile, enero 2012