¿Qué vamos a elegir este nuevo año? ¿Lo mismo que elegimos el año pasado? ¡Lo bueno si! Pero las limitaciones, las adicciones, todos esos lugares donde no nos estamos amando, eso lo vamos a cambiar ¿cierto? ¿Y cómo lo vamos a cambiar?

Viviendo aquí y ahora

Vamos a conectarnos profundo dentro nuestro, desde un lugar interno de amor incondicional. Y mientras este lugar comienza a crecer, nos va a ir guiando en cuanto a qué nos sirve y qué no nos sirve. Porque sabemos, cuando estamos presentes y en nuestro corazón, qué sirve y qué no. Y esa es la mayor libertad: tener la capacidad de cambiar.

Entonces, todo el mundo tiene nuevas ideas para el nuevo año, pero la primera debe ser: voy a empezar a amarme a mí mismo. Voy a empezar a elegir aquellas cosas basadas en amor. Voy a expandir mi conciencia, y como consecuencia, todo lo demás sucede.

Nutriendo el amor

La conciencia está enfocada en la belleza, en la grandeza, en el amor. Su comportamiento natural es cuidar el entorno: nosotros somos el entorno, es nuestra creación. Y a medida que elevamos la conciencia, nuestra percepción del medio ambiente se vuelve más refinada. Todos queremos un mundo ideal y a medida que elevamos la conciencia, el mundo ideal va a comenzar a existir. Habrá paz mundial, no habrá prejuicios, existirá unión.

Aprender a amarme

 Las personas que se aman a sí mismas cuidan sus cuerpos, los alimentan adecuadamente, los ejercitan. Las personas que se aman a sí mismas se permiten sentir sus emociones sin juzgarlas. Las personas que se aman a a sí mismas van hacia adentro, se conectan internamente. Las personas que se aman a sí mismas viven en dicha, viven en el momento. Las personas que se aman a sí mismas están muy presentes en sus relaciones interpersonales y dan incondicionalmente, sin abandonarse. Las personas que se aman a sí mismas ven todo como una oportunidad para ser más, para crecer, y toman responsabilidad, en lugar de verse como víctimas.

Dar lo mejor de mi en cada momento

Lo que sea que sucede en mi vida, es una oportunidad para yo ser más amor. Son nuestros programas los que nos mantienen atrapados en nuestra personalidad, y cuando limpiamos la casa, entonces el vacío, la conciencia, va a comenzar a penetrar todo. Las paredes van a caer con la fuerza de un Océano que quiere romper el dique.

La conciencia es tan poderosa, que es así: la personalidad es una pared tan frágil que no puede sostener la conciencia. Una vez que se expande y se expande, tiene que salir hacia afuera, y la unidad va a consumir todo, y la ilusión de separación va a caer.

Consumiendo amor, no miedo

Esa es la única verdad: la unidad con lo divino. Y los seres humanos lo único que necesitamos es aspirar a eso, porque eso es quienes somos. Todo lo demás nos está manteniendo en un lugar de sufrimiento. Y llegará un momento en el que experimentemos un montón de libertad.

Y ese es el juego que estamos jugando: estamos elevando la conciencia, sanando al planeta, sanándonos a nosotros mismos, volviendo a casa, al amor. Tenemos la posibilidad de elegir ser creadores poderosos, enfocados en el amor, o víctimas, si nos enfocamos en el miedo.

Existen solo dos opciones:
es blanco o es negro.
El gris no existe.
Es negro, o es blanco.
Es amor, o es miedo.
De modo que es vuestra elección.