El pensamiento positivo puede ser usado para llegar a extremos que no son beneficiosos. De nada sirve entregarnos a la negatividad, pero tampoco funciona mirar la realidad a través de cristales color de rosa. Tenemos que ver las cosas como son, libres del bagaje emocional.

Siempre positivo, pero…

Vivía aferrado a la esperanza de que algún día su vida iba a cambiar. Siempre positivo, esperando el mejor resultado y la buena suerte en cada esquina, su “pensamiento positivo” lo llevó a la bancarrota: perdió todo, incluyendo a su familia. La Dama de la Suerte estaba de vacaciones.

El pensamiento positivo proviene del intelecto, y la percepción de nuestro intelecto es limitada: a veces lo que creemos que queremos no es lo que nos conviene.

¿Qué es discernir?

Discernir es distinto: significa atestiguar desde el amor-conciencia e identificar la diferencia entre los deseos caprichosos de la mente y los impulsos más felices y desapegados del amor incondicional. El pensamiento positivo nos lleva a preocuparnos demasiado por lo externo. Así como la voz del intelecto es superficial, los resultados del pensamiento positivo también tienden a medirse en un nivel superficial: el nivel de lo material.

La claridad del corazón, mas allá del intelecto.

El discernimiento que surge de atestiguar rechaza las palabras vacías y favorece aquello que resuena en el corazón. Cuando discernimos con claridad, nuestra respuesta puede tratarse de un “no”. A menudo nuestro deseo exacerbado de decir que “sí” a todo proviene de la baja autoestima, lo que genera la necesidad de agradar y así obtener la aprobación de los demás. Esto nos conduce directo al resentimiento.

Valorarse y estar atento a poner limites.

Por ejemplo, una chica nueva en la oficina, insegura y desesperada por aprobación, puede aceptar todo el trabajo más pesado de sus colegas, ignorando ciegamente el hecho de que se están aprovechando de su necesidad de agradar. Si comienza a valorarse más y a darse su lugar, descubrirá que comienza a poner más límites al decir “no” cuando alguien trata de sacar ventaja de ella. En este caso, decir “no” significa valorarse uno mismo y soltar la necesidad de ser aceptado.

Confiar en tu intuición.

El discernimiento del amor-conciencia significa saber cuándo seguir adelante y cuándo esperar, cuándo confiar y cuándo dar un paso atrás. Si algo no se siente bien, “pensar positivamente” y seguir adelante, sin hacer caso a tu instinto, no sería una acción proveniente del amor-conciencia. Discernir significa escuchar a una voz más profunda que la voz de la mente o de la razón, confiar en tu intuición y permitirte fluir con los impulsos que surgen de tu ser.

Discernir cuándo decir no” es parte integral del arte de la compasión.

La compasión puede ser severa en ocasiones: cuando un drogadicto pide dinero para gastarlo en drogas, ¿es amoroso darle ese dinero? No lo creo. Si un niño diabético quiere una barra de chocolate, ¿pensaremos que una sola barra no importa? La compasión siempre elige el mayor amor, la fuerza que más puede servir a los otros. La compasión no ve a las personas como víctimas sin esperanza que no pueden valerse por sí mismas. Nunca busca agradar, siempre busca servir al bien mayor.

En última instancia, te estoy enseñando a discernir entre el amor-conciencia y el ego:

El Amor-Conciencia es nuestro ser,

mientras que el ego es un personaje artificial.