Todo es perfecto en cada momento, siempre.  Y siempre habrá dualidad, pero es tu respuesta a esa dualidad lo que importa.  Si te anclas en la conciencia, no puedes sufrir, es imposible.

El sufrimiento

Nuestro sufrimiento viene del programa que hemos creado, de nuestro intelecto: juzgando, comparando, analizando:

“¿Por qué tengo que pasar por esto?”

¡Porque estás experimentando dualidad, por eso! Si dejas de engancharte en las dudas del intelecto no te vas a sentir atrapado por las diversas situaciones de tu vida, no te van a hundir más en el sufrimiento. Si dejas de andar por ahí tratando de cambiar todo y regresas a la inocencia, vas a experimentar la perfección.

La inocencia abraza todo con alegría 

No tiene expectativas ni ideas de cómo las cosas tienen que verse. Te voy a dar un ejemplo: imagínate una familia que va a pasar el día en la playa.  En el camino, nubes de lluvia enormes aparecen en el horizonte. Cuando llegan a la playa, está lloviendo fuertemente y el mar está picado y gris, las olas reventando violentamente en la arena.

¿Les importa a los niños? ¡No, por supuesto que no! Ellos aman la playa de cualquier manera. No se sientan por ahí pensando: “Si estuviera soleado estaría pasándolo bien”. Corren en la lluvia y aún así se divierten.  A ellos no les importa, no tienen una idea de cómo las cosas deberían ser.

A medida que vamos creciendo, vamos perdiendo esa inocencia. Coleccionamos pequeñas cajitas y etiquetamos todo como bueno o malo. ¡No hay nada malo! Solo es diferente. Y cuando estás anclado en la conciencia, tienes la capacidad de ver eso. La conciencia es quien tú verdaderamente eres.

Ser tú en un cien por ciento. Y entonces la vida se vuelve el cielo.

Disfruta tu vida 

Finalmente, puedes disfrutar de la dualidad en lugar de juzgarla. ¡Porque la dualidad es genial! Es el paisaje de la vida. Sería terriblemente aburrido si todo fuera siempre lo mismo. Pero como adultos nos hemos vuelto adictos al sufrimiento. Cuando todo está saliendo bien, siempre conseguimos arruinarlo.

“Me está yendo tan bien, ¿cuánto durará?”

Creamos un drama para poder sufrir.  Es un hábito, y la verdad es que amamos sufrir. Es lo más difícil de soltar para los humanos. Pero cuando elevamos nuestra conciencia, eso comienza a cambiar. Es necesario estar muy en contacto con uno mismo para ver los lugares a los que nos aferramos, nos apegamos, para sentirnos más completos.

Lo que nos hace sufrir 

Los apegos son algo que nos hace sufrir, y mucho, y debemos soltarlos. Una de nuestras limitaciones más grandes es nuestro apego a la opinión de los demás.  Nos parece tan complicado ser reales y hablar nuestra verdad, porque vivimos con un miedo constante de perder la aprobación.

¿Somos honestos con nosotros mismos?

El intelecto es muy bueno justificando nuestro auto abandono. Mentimos todo el tiempo, siempre tenemos nuestras máscaras puestas. Lo ridículo es que todo el mundo puede ver a través de ellas, porque todos jugamos los mismos juegos, ¡con las mismas máscaras!

El amor sin apego
es la forma más grandiosa del amor.
Es amor puro.
Da. No toma.
Y no hay sufrimiento.
Y eso comienza por ti, siempre por ti.
Enfócate en el amor.