A medida que la conciencia se expande comienzas a confiar más en ti. Cuando confías desde un lugar de conciencia y omnisciencia – que es la sabiduría profunda de tu corazón – comienzas a hablar la verdad absoluta.

Confiar en uno mismo

Yo confío en mí implícitamente, nunca dudo de mi claridad. ¡Solía dudar todo el tiempo! Nadie lo hubiese sospechado porque escondía mi inseguridad detrás de tantas máscaras. No me di cuenta de lo insegura que realmente era hasta que las máscaras comenzaron a caer.

Quedé sorprendida al ver todo el miedo que tenía detrás de mi buena actuación de seguridad. Siempre supe que estaba ahí, pero no me había dado cuenta que ese miedo fuera tan profundo.

Cuando te vuelves consciente y te amas a ti mismo, comienzas a confiar en ti. Eres claro y las opiniones de los que están a tu alrededor no pueden afectar eso. Yo siempre escucho a mi universo, nunca me resisto a la oportunidad de ser más y siempre estoy abierta a oír todo, pero eso no me hace dudar de mí misma.

Entonces, cultivas el amor a ti mismo y surge la confianza en ti. Y cuando te puedes ver claramente, también puedes ver a los demás claramente. Si hay algo que no puedes ver en ti, tampoco lo puedes ver en los demás, solo puedes proyectar en ellos.

Cuando somos niños abrazamos la vida inocentemente

Al crecer, comenzamos a adoptar las dudas y los miedos de los que están a nuestro alrededor. Luego, ya adultos, vivimos preocupados constantemente, ya no confiamos en nosotros o en nuestras vidas. Nos identificamos tanto con nuestro entorno que nos definimos a través de eso. Creemos que somos nuestros apegos y nuestras adicciones.

Expandiendo la conciencia

Únicamente retornando al corazón, a través de la expansión de la conciencia, reavivando esa inocencia perdida, podemos recuperar esa alegre confianza en nosotros mismos y en el mundo. Cuando regresamos a la verdad, todo comienza a caer. Sucede solo.

Muy a menudo tratamos de buscar una razón más grande y profunda para el significado de nuestras vidas, para explicar todas las cosas que nos suceden, aparentemente por coincidencia. Es solo nuestra experiencia humana, nuestra experiencia de dualidad, que existe para que podamos experimentar los incontables aspectos de nosotros mismos. Pero quién eres, la grandeza de quien realmente eres, nunca cambia. La apariencia superficial, la ilusión, cambian todo el tiempo, todo el tiempo.

La verdad

Entonces, habla siempre tu verdad. Sé transparente. Lo que te impide hacerlo es solo un viejo miedo. Hablando la verdad, no te estás abandonando a ti mismo, te estás amando. Incluso si tienes miedo, habla tu verdad. Luego vas a poder ver a través de la ilusión del miedo. Y entonces el miedo cae, no puede existir en la luz de la verdad, porque es falso. Necesitas atravesar ese miedo y hablar la verdad, eso es amarte a ti mismo.

El amor

No tenemos idea de la grandeza de quienes realmente somos, estamos experimentando una pequeña parte de ella. A medida que la conciencia se expande, podríamos suponer que vamos a entender más, pero en realidad es lo opuesto: nos volvemos más inocentes y las preguntas se van. Nos convertimos en amor, y el amor solo es, en cada momento. Está en todo, el amor y la perfección,

solo experimentándose a sí mismo, el amor experimentándose a sí mismo.