Cuando yo hablo del amor-conciencia estoy hablando de lo más importante, porque es desde este lugar de amor, de paz y de autoconciencia, que todo lo mejor fluye. Pero es impresionante cómo nuestra codicia está destruyendo nuestros recursos naturales, y es interesante la cantidad de animales que estuvieron apareciendo en las ciudades cuando no había seres humanos, ni vehículos.

Paz y amor o necesidad y distracción

Porque los animales buscan la paz, no van corriendo hacia el caos, y nosotros somos animales también, somos humanos pero somos una especie, y nuestro ser desea paz y amor. Nuestros egos en cambio, o nuestra necesidad, o nuestros miedos, desean la distracción. Nunca estamos en el momento presente y somos ignorantes de lo que hacemos, de cómo estamos destruyéndolo todo. Somos totalmente inconscientes.

Amarnos para no autodestruirnos

Y cuando yo hablo del desarrollo sustentable obviamente les estoy hablando de cuidar las aguas, el aire, la tierra, parar la contaminación, apoyar el ecosistema, y también les hablo de cuidar nuestros cuerpos. Nuestra naturaleza autodestructiva nos lleva a no comer adecuadamente, no consumir suficiente agua, no hacer suficiente ejercicio, porque no nos estamos amando. Y cuando no nos amamos, lo más importante para nosotros es lo más destructivo: nuestras adicciones, sean éstas relaciones tóxicas, consumo de toxinas, abuso de nuestros cuerpos, etc.

Pero cuando comenzamos a amarnos, esas cosas también comienzan a cambiar. Y hemos estado contaminando nuestro entorno, no reciclando lo suficiente, también existe la polución verbal, y visual, y auditiva… Y es que cuando no nos respetamos a nosotros mismos, no respetamos a nadie.

La vida puede ser tan simple

Cultivamos el separatismo, las ideas que no están abrazando cada aspecto de la humanidad, que nos hacen siempre querer tener la razón, ¡muchas veces ideas tan antiguas y obsoletas! La vida puede ser tan simple, podemos crear tanta belleza, no importa lo que estemos haciendo. Pero tiene que venir desde el amor, no desde un lugar desde donde tratamos de demostrar que valemos algo.

Soy australiana y tal vez por eso una de mis mayores pasiones es el mar: los delfines, las ballenas, aparte de eso, el estar con mis caballos, pasando horas y horas en la naturaleza. Como niña fui muy bendecida de tener estas posibilidades.

Ir hacia adentro

Pero abandoné todo eso buscando el éxito, y tuve éxito, pero todo estaba depositado en lo externo.  Yo tenía todo lo que supuestamente uno puede desear: mis metas, mis éxitos, mi dinero, mi belleza, mi lo que fuera. Pero profundamente dentro de mí, cuando empecé a ir hacia adentro, me di cuenta que yo no me amaba en absoluto, y que todo eso que yo hacía era para probar que yo valía. Pero por debajo de eso había un miedo enorme de no ser lo suficientemente buena.

Y es eso lo que tenemos que sanar, y la única manera es yendo hacia adentro y sanando esa separación interior. Esa separación es de nosotros mismos, de nuestra esencia, de nuestra perfección interna. Y esto es justamente lo que yo enseño. Porque cuando yo sané eso, me di cuenta que todo comenzó a traerme dicha, que yo era la dicha que iba al mundo, dándola, no esperando que el mundo me la diera.

Todo se torna importante

Y todo es importante: cada animal, cada ser humano, cada uno de nosotros, porque todos soy yo. Una vez que me di cuenta de eso, ya no hubo límites para la cantidad de amor que yo era capaz de dar, y esta experiencia que yo tengo está disponible para todos los seres humanos, pues es quienes somos en realidad.

Pero no se nos enseñó eso, de hecho, se nos enseña a separarnos. Para mí el virus más grande del planeta se llama “humanos”, pero es un virus que se puede transformar en algo positivo, y creo que cada uno tiene que empezar consigo mismo.

La paz y la dicha, el amor y la unidad, están en cada momento

Más allá de lo que esté sucediendo externamente. Y si pueden ver una oportunidad para cambiar el mundo en cada momento, ya sea recogiendo basura en la playa, o lo que sea, háganlo. Hagan algo valioso en cada momento, vean formas en las que pueden dar.

Cuando nos sanamos a nosotros mismos,
sanamos al mundo.
Y esa es una responsabilidad tuya,
y tuya, y tuya, y tuya.
De todos nosotros, los humanos.