El mejor regalo de Navidad

Lo mejor que un ser humano se puede dar, es desarrollar una relación amorosa consigo mismo. Y ése puede ser nuestro gran regalo de Navidad.

La necesidad de recibir aprobación de nuestros seres queridos viene de nuestra necesidad de aceptación y amor. Cuando no nos aceptamos como somos, nos preocupamos por lo que piensan los demás, nos escondemos y tratamos de encajar en lo que consideramos “suficientemente bueno”. Para cambiar esta situación tenemos que ir hacia adentro y buscar ahí. Hay muchas maneras de hacerlo, pero lo más importante es que comiences a escuchar la voz de tu propio corazón. Así te será más fácil empezar a hablar tu verdad y soltar la necesidad de la aprobación externa. Los niños pequeños no guardan resentimiento porque sienten todo, sin “filtrar” lo que deben o no expresar, y ven todo con mirada fresca: cada momento es nuevo, lleno de posibilidades y de emoción. Al hacernos mayores aprendemos a juzgar ciertas emociones como “malas” y las almacenamos en nuestro interior, y sin darnos cuenta se convierten en nuestro peso constante. Cuando nos permitimos sentir todo, esa carga comienza a disiparse y recuperamos la magia y la maravilla inocente de la infancia.

Aferrarnos al resentimiento es el resultado de una sensación de carencia de algún tipo: de sentirnos maltratados, poco respetados, o heridos de alguna manera. Cuando te sientas así, elige dar. Así llevas tu atención fuera de tu propio drama de insatisfacción y de inmediato te enfocas en la abundancia: en lo que tienes en lugar de en lo que está mal o lo que falta. El resentimiento es una trampa que nos impide disfrutar de la belleza del momento presente. No dejes que te domine. ¡La vida es demasiado preciosa! Cuando nos liberamos del bagaje pasado, la relación entre dos personas que se aman incondicionalmente se transforma en la libertad de ser cada uno, uno mismo. ¿Existe amor más grande que ése? Hemos aprendido a rechazarnos tanto que nos hemos convertido en esclavos de la aprobación externa, dependiendo casi totalmente de ella. Esto es así incluso para personas aparentemente exitosas y de gran alcance, porque ¿qué sucederá si su éxito desaparece? La pérdida suele ser un gran maestro, ya que nos enfrentamos con nuestro propio sentimiento de vacío. Podemos tratar de ocultarlo de nuevo – reemplazándolo con alguna otra forma de distracción – o podemos finalmente tomar responsabilidad por nuestra insatisfacción y hacer el trabajo necesario para encontrar la plenitud interior. El remedio para la inseguridad y el descontento es el amor a uno mismo – más allá de los temores y las dudas de la mente – y el desarrollo de una conciencia del valor subyacente de nuestro propio ser, lo que yo llamo amor-conciencia. El verdadero amor, el amor incondicional, rompe todas las fronteras, es la naturaleza ilimitada de ser, es la vida misma. Permítete beber internamente del profundo significado de lo compartido. Tu corazón sabe. ¡Y será el mejor regalo que te darás a ti mismo en estas Navidades!