Las personas se categorizan a sí mismas como «soy una buena chica», ”soy un mal chico “, «soy esto”, «soy rebelde» «soy correcta”, y es porque se identifican con su personalidad. Y se identifican tanto con ella que tienen que actuarla, para demostrar que siguen siendo así. Pero es un lugar de inmadurez, es un lugar en el que te abandonas, un lugar de miedo.

¿Cuán a menudo decimos NO?

¡Incluso aunque se trata de algo bueno para nosotros! ¡Es tan estúpido! Cada uno sabe qué hacer, pero se quiere aferrar al sufrimiento, como un niño: “Voy a sufrir ahora, y todo el mundo se va a sentir mal por mí”. Pero ¿a tu edad? Tienes que ver eso, un lugar donde no eres amoroso contigo. Comiencen a definirse por su capacidad de dar, por su grandeza, no por su ego.

¿Qué tiene de bueno defender el ego?

«Yo soy la defensora del ego!» No es un título de supermujer, de superhéroe.  «Yo soy la defensora de la libertad,” «Soy la defensora del amor»… pero «¿soy la defensora del ego?»… Es hermoso enfocarse en un punto más alto, y así poder darse cuenta cómo, en realidad, lo que en el fondo se quiere, es provocar, buscando aparecer como víctima de algo, buscando recibir atención. «No me siento lo suficientemente amada, entonces voy a ser rebelde, así voy a recibir toda la atención» “¡Pero no quiero su atención!» “¡No quiero que me miren siquiera! ¡Quiero que me dejen sola! ¡Quiero estar tranquila!»… No, no quieres, quieres recibir atención.

La clave: estar presentes

Lo que buscamos es estar totalmente presentes, expandiendo nuestra conciencia, dejando ir ese ego infantil y necesitado, haciéndonos conscientes de cada aspecto alrededor nuestro. Percibimos las cosas tal como somos nosotros, no tal como las cosas son. Entonces, cuando empiezas a estar completamente presente, comienzas a percibir la realidad, todas las sutilezas, toda la belleza, y todo comienza a cambiar.

Aquí y ahora

Estoy aquí, estoy presente, soy eso, y estoy anclado en este silencio. Y empezamos a ver que nunca en el momento hay nada que esté mal, nada, es una idea que siempre viene del pasado, o del futuro, pero jamás nunca hay nada mal si estamos entregados, rendidos al momento. La razón por la que las personas sufren es porque quieren cambiar su realidad, en lugar de simplemente abrazarla. Así que a medida que comenzamos a estar más presentes, es tanto más fácil abrazarla, pero desde la alabanza, el amor y la gratitud.

Sin comparaciones

“Ah, no soy lo suficientemente buena, jamás voy a llegar allí, todos son mejores que yo»… Esa es una idea que tienes en tu cabeza y eso es lo que te provoca no estar en paz. Estos son los pensamientos que se tienen que ir. Y entonces puedes reírte cuando aparecen, porque si cuando aparecen tú crees que «son verdad”, es porque estás fuera de ti, pero si te ríes y vuelves a casa, a ti, a tu corazón, vas a ver que nada de eso es cierto, la comparación es la que los está causando.

La belleza está aquí y ahora

Pueden empezar a ver más la belleza en lugar de estar constantemente buscando otra cosa. Tenemos la idea de que la belleza está en el futuro, que la felicidad es algo por lo que tenemos que luchar para alcanzar, pero no, está aquí y ahora, aquí y ahora, nada necesita cambiar, está aquí y ahora.

Empieza a apreciarte, deja de buscar lo que está mal.
¿Ves la diferencia?
Una vez que empezamos a hacer eso, tenemos que reírnos más.
¡Tenemos que reírnos más!
Porque esto es solo un juego, solo se trata de la vida.
Un juego.