Es increíble cómo funciona la mente humana: nos obsesionamos con trivialidades. La vida siempre se desenvuelve mágicamente, pero como tenemos ideas fijas acerca del resultado, no hemos permitido que las cosas fluyan. Nos resistimos, intentamos luchar, intentamos ir en contra de la corriente.
¿Por qué querríamos empujar el río en otra dirección?
¡No nos damos cuenta que la conciencia es ese río veloz, un río muy claro!
Cuando la corriente se hace demasiado fuerte, si sueltas, si confías, te llevará directamente hacia la unidad, hacia la abundancia.
La clave para cambiar, ¿Cuál es?
Rendición, ésa es la clave: rendirnos a la alegría del momento presente. Cualquier cosa externa es solo más de lo mismo. Creemos que es importante, ¡pero es lo mismo! Es nuestra mente tratando de mantener nuestra atención lejos de nuestros corazones.
Solo existe este momento,
Este momento perfecto.
La experiencia humana es exactamente como debe ser: existe en dualidad, en una dualidad que está en constante evolución. Una vez que cada ser humano se ame íntimamente, todo cambiará en lo externo. Cuando yo cambio, el mundo cambia: evolución en movimiento.
Todos tenemos una idea de cómo deben ser las cosas o cómo queremos que sea un mundo basado en unidad. Y yo te digo: todo es consecuencia de tu propia sanación, el cambio empieza por ti.
Cómo realizar un verdadero cambio consciente
El asunto es que si quiero ser feliz, es una elección que debo hacer en cada momento. Tengo que ser consciente de eso, tengo que ser consciente de que tengo esta adicción a sufrir. Y entonces, cuando veo esa necesidad de crear un drama, tengo que parar, anclarme en la conciencia y tomar responsabilidad de lo que estoy siendo en cada momento. La felicidad es literalmente una elección, y una vez que eres consciente de tus adicciones, tienes la opción de elegir ser feliz.
¿Y qué pasa con tus ideas?
¡Cuestiona!. Muchas de nuestras creencias se basan en viejas tradiciones, y estas tradiciones ya no tienen vigencia en nuestra vida moderna. Pero seguimos aferrándonos a lo viejo sin abrazar lo nuevo, con la necesidad de que el futuro se vea de “cierta manera”.
En realidad, nunca nos detenemos realmente para hacernos esta simple pregunta:
¿Soy feliz?
En lugar de simplemente comprar la historia que te vendieron, cuestiona. ¿Qué es el éxito? ¿Qué es una vida satisfactoria?
Y cuando ya conoces tu propia grandeza, ves a la gente evolucionando, no los ves como víctimas que necesitan salvación. No es que no te importe, por supuesto que te importa, pero amas incondicionalmente y simplemente reconoces que están pasando por un período difícil y que con eso están creciendo.
¿Qué pasa con el cambio de las demás personas?
Si te sientes afectado internamente por lo que le sucede al otro, tienes que ir adentro y preguntarte esto: ¿Por qué estoy sufriendo? Y siempre es porque aún no has sanado tu propia víctima; no estás completamente empoderado, y una vez que lo estés, verás el potencial y la grandeza de otras personas, así como percibes la tuya, y comenzarás a verlos a ellos también como maestros creadores.
¿Es importante tener razón?
El asunto es que en todas partes, todo el mundo quiere tener la razón, y ese es el problema: siempre estamos peleando y discutiendo sobre quién tiene la razón y quién está equivocado. Y no lo hacemos solo como países, lo hacemos en nuestras relaciones, en la mesa del comedor, por ejemplo, con los hijos, con nuestra pareja, etc.
Y en algún momento tenemos que darnos cuenta que eso es solo lo superficial, que no es importante, que lo importante es lo que subyace, lo que nos une a todos, y eso es el amor incondicional
Esa es la grandeza de lo que todos somos realmente,
y en realidad,
es lo único que queremos:
el amor incondicional.
Fluir en el amor, parece simple, no obstante se nos va la vida en ese desafío…