El nivel de conciencia de la humanidad se ha elevado tan increíblemente, que es totalmente natural que los niños estén llegando en un plano de conciencia más alto.
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La verdad
Recuerdo que cuando yo era niña me sentía horrorizada por los comportamientos de la humanidad. Para mí era lo más absurdo e incomprensible, lo cuestionaba todo y peleaba con todo, porque estaba convencida de que las ideas tradicionalistas y las obligaciones de la sociedad no se basaban en la verdad.
Rechazo vs aprobación
Pero cuando cumplí los 18 años me sometí y decidí jugar de acuerdo con las reglas, de manera que tuve dos experiencias distintas:
Una, la de no encajar y no abandonarme a mí misma, pero sentirme rechazada muchas veces en el afuera.
Y la otra, la de encajar y ser aprobada y admirada, pero abandonándome a mí misma.
Continuar elevando la conciencia
Siento que yo también llegué con un alto nivel de conciencia y siento que es muy importante que continuemos elevando la conciencia lo más rápidamente que podamos, no solo por nosotros sino también por nuestros niños. Si las cosas cambian lo suficiente, la sociedad ya no percibirá como una conducta ideal el tratar de encajar dentro de las constricciones e idealismos de creencias basadas en el miedo y abrazará, en cambio, el expresar su verdad y vivir en su corazón como el camino hacia el éxito en la vida.
¿Amar a los demás?
Cuando era niña me decían que tenía que amar a los demás como me amaba a mí misma, pero yo me preguntaba: ¿de qué manera puedo hacer eso, si me habían dicho que amarme a mí misma significaba ser egoísta? Me parecía una gran contradicción, tenía que amar a los demás, pero al mismo tiempo se me decía que era una pecadora y que era imperfecta.
Siempre nos hablan de hacer a los otros, de dar a los otros, de dejar de ser egoístas, se nos dice que si alguien golpea en una mejilla le tienes que ofrecer la otra. Transformaron las palabras de Jesús en reglas de buena conducta, crearon el mito de que sus palabras eran instrucciones para ser una buena persona.
Ser una buena persona
Pero para ser una buena persona, como sin duda Jesús lo fue, tenemos que venir desde la conciencia, y eso comienza con el amor a uno mismo. Los maestros iluminados son siempre malinterpretados, porque sus acciones son el fruto del amor hacia sí mismos. Tú no logras el amor a ti mismo imitando las acciones de ellos.
El verdadero amor. Ser el amor
Es como en la metáfora de la manzana lustrosa y del gusano. ¿Cómo vas a brillar radiantemente desde el corazón cuando hay ahí un gusano vivo circulando? Puedes sacarle brillo a la cáscara, pero la manzana sigue podrida.
De modo que primero tenemos que remover el gusano, y lo removemos suavemente y amamos cada aspecto de él, y luego la luz del corazón y el amor incondicional puede darle a la manzana un brillo verdadero, y entonces sí puedes hacer a los demás lo que te haces a ti mismo.
Por supuesto, la ironía es que cada ser humano le está haciendo a los demás lo que se hace a sí mismo – nos torturamos a nosotros mismos, abusamos de nosotros mismos, somos excesivamente severos con nosotros mismos, nos juzgamos a nosotros mismos, nos aterrorizamos a nosotros mismos – pero para poder dar a los demás desde un lugar de amor, primero tengo que yo ser el amor.
Seamos el amor,
y desde ahí
daremos a todos.